sábado, 28 de septiembre de 2019

Las Minas/Almadenes del río Mundo


Son apenas las siete cuarenta cuando llego a casa de Antonio. Él ya está en la calle y ha desmontado la rueda delantera. Le ayudo a echar la bici al coche, es una eléctrica y tiene su peso. Hacemos lo mismo con la mía que también pesa lo suyo. Puro acero. Hemos quedado seis amigos para hacer una excursión por los aledaños de la mayor mina de azufre que hubo en España. Estuvo en explotación hasta finales de la década de los 60 del pasado siglo, pero su historia comienza mucho antes. Se han hallado restos humanos, piezas de cerámica y distintos utensilios mineros de época romana. El geógrafo musulmán az- Zuhri ya las menciona en el año 1154: “En cuanto al río llamado de Tindávar, cuyas aguas van a Murcia éste desciende hasta el lugar llamado Pajares, dónde recibe el aporte del Mundo. En esa confluencia hay un yacimiento de azufre rojo, mineral que no se encuentra en ningún otro lugar de la tierra habitada. Se exporta a todos los países del mundo: Irak, Yemen, Siria, etc.”.  En 1589 la compra la Corona por 20.000 ducados a fin de proveer de pólvora al Cuerpo de Artillería. Seguimos encontrando menciones a la actividad minera de la zona a lo largo de los siguientes siglos como como la del Licenciado Cascales en 1621 en sus “Discursos históricos de la Mui Noble i Mui Leal Ciudad de Murcia”: “...cerca de Hellín se han descubierto ahora una mina de azufre muy abundante, donde tiene el rey ministros que la labran, mina de gran estimación, porque no hay otra en España, siendo cosa tan necesaria y esencial para la pólvora...” . Pasó por diversos avatares hasta terminar en manos privadas, alcanzando su máximo esplendor en el periodo entre guerras, ya en el siglo XX.



Para conocer la zona hemos decidido comenzar nuestra excursión en Agramón por tres motivos; no conocemos el pueblo, nuestro amigo Tato, nacido y vecino del pueblo nos ha recomendado encarecidamente comer en el Bar Bartolo y por último no se encuentra lejos de las Minas. La población se encuentra a unos 75 km de Murcia y a unos 10 al sur de Hellín. Esta situado entre las áridas estepas manchegas que lo limitan por el norte y las sierras que constriñen los valles del Mundo y Segura hacia el sur, justo en el límite entre la comunidad autónoma manchega y la murciana. A las nueve ya habíamos tomado café y montado las bicicletas los seis miembros de la expedición. Juan Bautista, el benjamín, que ya no cumplirá los 50, Ángel, su hermano Vicente y yo, que superamos holgadamente los 60 y nuestro líder; Mateo, que este año cumplirá los 84. Es una de nuestras habituales rutas de ciclismo sin prisas. Salidas en las que nos olvidamos de pulsómetros y desniveles, de las prisas, y solo nos preocupamos de disfrutar.

  

Desde los páramos manchegos nos dirigimos hacia el sur por un paisaje que se vuelve cada vez más agreste cerrado por la sierra de los Dondeles. La carretera en buen estado, sin grandes apreturas. El Mundo corre a nuestro lado por un estrecho valle que pronto será ocupado el pantano de Camarillas. Este tramo de la sierra de los Donceles está habitado por fantasmas; unos de ladrillo y otros de ennegrecidos troncos que el sol y el relente blanquean con paciencia. Fantasmas que nos hablan a las claras de la avaricia y la estulticia humana. Estamos ya en plena microrreserva de los Yesares de Hellín. El esparto, el romero y el tomillo -este último una variedad endémica de la zona-, luchan por abrirse paso a pesar de los incendios entre ejemplares de pinos doncel y carrasco.

 

Pasado un pequeño altozano, nos introducimos de lleno en el territorio de lo que fue la mayor mina de azufre de España y una de las mayores del Mundo. Un paisaje desolador de pequeñas colinas blancas formadas por los detritus acumulados a lo largo de siglos de explotación. Aquí y allá, las ruinas calcinadas por el sol de hornos, almacenes y otros elementos de la explotación azufrera. Un poco más abajo, ocultas tras las montañas de escoria, aparece la pequeña población de Las Minas. Hoy no tendrá más de 300 habitantes de los más de 2000 que tenia a principios del siglo XX. Hoy ya no se dedican a la minería, sino a la agricultura del arroz, en este caso de la variedad Bomba, que los murcianos consideramos uno de los mejores del mundo. Un poco más allá la vega del Segura pinta de verde el paisaje bajo la vigilancia del cerro Monagrillo, ya en la pedanía de Salmerón (Moratalla, R. de Murcia).



Dejamos atrás Las Minas y nos dirigimos hacia los almadenes del río Mundo donde en la época minera se construyo una presa para alimentar un canal que proveía de agua a las maquinas de vapor. Este vapor servía tanto para mover la maquinaria, como para inyectarlo al azufre y fundirlo. Más tarde paso a alimentar una pequeña central eléctrica que hoy día sigue en funcionamiento. Esta es una de las partes más interesantes y bonitas del recorrido. Tenemos que abandonar las bicicletas para continuar por un pequeño sendero paralelo al canal que se dirige a la pequeña presa. Sube y baja por escaleras, se introduce bajo la montaña y vuela sobre pasarelas de acero. En la presa se acaba nuestro recorrido, una verdadera pena, pues el sendero sigue al otro lado del Mundo, colgado de las paredes verticales del desfiladero, volando sus ruinosas pasarelas de hormigón sobre las bravas aguas del Mundo recién salidas del embalse de Camarillas. Algo similar, aunque más modesto, al Caminito del Rey que se ha puesto en valor en Málaga. Sería necesario rehabilitar toda la infraestructura entre las dos presas, para poder disfrutar así de una excepcional actividad de turismo activo en un extraordinario medio natural como es el desfiladero que forman los almadenes del río Mundo.



Salir de Las Minas es un poco más complicado que la llegada. Tenemos un buen desnivel para llegar al cruce que conduce a la presa del embalse del Camarillas. Es un embalse más bien pequeño (36hm3) que toma el nombre del valle que anega. Se construyo para completar la poca capacidad del Talave, situado solo unos kilómetros aguas arriba. La presa se construye en la angosta hoz de los almadenes de casi un kilómetros de longitud, entre 4 y 5 metros de anchura en el fondo y paredes verticales de 80 metros de altura. La presa, de gravedad, solo pudo alzarse unos 44 metros de altura, limitada por el paso de la línea férrea Madrid-Cartagena en sus proximidades. En una primera etapa, entre los años 1932 y 1935, se construyen los túneles de los desagües, los aliviaderos, el macizo de la presa. En 1953 se reanudan los trabajos, concluyendo definitivamente en 1961. Brama el Mundo al precipitarse entre las estrechas paredes de sus almadenes, aliviando la presión de la última y reciente DANA.



 Juan despliega su vena más aventurera, cruza la presa y el túnel, se va hasta la vieja vía de ferrocarril, desde hace meses en desuso por la construcción de la nueva variante, y la sigue sobre el propio balasto hasta la estación de Agramón y a través de los saladares llegar al mismo pueblo. El resto, más conservadores, volvemos sobre nuestros pasos para retomar la carretera. Salir tampoco va a ser fácil, el escaso kilómetro y medio desde la presa hasta el cruce, pica para arriba con porcentajes que se aproximan al nueve por ciento. El resto del camino son toboganes de poca entidad, en los Mateo aun se permite el lujo de “esprintarnos”. Esta pletórico. Ángel, Vicente y Mateo se dirigen directamente a la población. Antonio y yo nos desviamos hacia la orilla del Mundo, lo que nos permite “descubrir” un precioso azud. Cruzamos el río y tomamos un camino casi paralelo a la carretera que nos permite atravesar el interior de los saladares de Agramón, terreno con un elevado valor ecológico y endemismos locales únicos en Europa. Después visitamos la población, nos hacemos unas fotos junto al monumento al tamborilero y nos vamos a comer. Llegados al restaurante y guardadas las bicis en el coche, entramos en local para darnos cuenta que el resto del grupo había colmatado el mostrador con los botellines bebidos. Si es que son como niños, no se les puede dejar solos. Continuamos con la comida compuesta por unos entrantes, un buen arroz con liebre y su correspondiente postre, café y chupitos. Hicimos una buena sobremesa que cumplió dos objetivos, reforzar nuestra amistad y dejarnos en condiciones de conducir.



Murcia, 28 de septiembre 2019

algunas fotos...                      el trakc...

  

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