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sábado, 7 de junio de 2014

Camino de la Vera Cruz: nuestro primer día




Permítanme que les haga yo la foto. Esto nos dice una amable y hermosa mujer a las puertas del ayuntamiento de Pamplona. Preparamos las banderas de la Región de Murcia y las del ayuntamiento de Caravaca y posamos para ella. No una, sino varias fotos son las que nos hace, incluso una con mucha intuición y formato vertical para que saliera su ayuntamiento. Gracias señora.

El día se presenta despejado pero muy ventoso; enseguida se confirman nuestras sospechas, el viento nos va a castigar duro toda la jornada. Comenzamos con una buena subidita para ir calentado hasta el Alto del Perdón, luego, sería el sol el que se encargaría de ello.

En Puente la Reina nos esperan varios miembros del ayuntamiento que nos tienden magníficamente, nos hacemos unas fotos conmemorativas y plantamos la bandera de Caravaca en este feudo navarro, nos une el Camino de la Vera Cruz que todos deseamos se convierta en referente de peregrinación en España y el resto de Europa.  

A partir de aquí lo más sufrido será el viento; elemento que va mermando tus fuerzas de forma subliminal hasta agotarte, pero eso quizá no sea lo peor, es ese rozar constante por todo tu cuerpo, en especial por la cabeza, ese ruido tenaz en tus oídos que termina poniéndote los nervios a flor de piel. Y no cesa; desde que te subes a la bici hasta que te bajas de ella varias horas después.

Ya estamos en Tudela, una buena ducha, descansar un poquito y a tomarnos unos vinos. Mañana será una jornada dura, al desnivel habrá que sumarle otra vez el viento, que como hoy soplara duro del sur. Paciencia.

Algunas fotos (https://picasaweb.google.com/112109692808953413699/CaminoDeLaVeraCruzCarretera?authuser=0&feat=directlink)

lunes, 6 de mayo de 2013

Camino de la Vera Cruz - Día 1, lunes 6 de mayo de 2013






Comienza nuestra andadura en el ayuntamiento de Pamplona, donde nos entrevistamos con Ana González, Técnica de Turismo con la que departimos del Camino de la Vera Cruz. La foto de rigor y comenzamos a pedalear sobre las nueve treinta.

Cizur Menor y el alto del perdón serán nuestros primeros objetivos. El canino se empina para  superar el alto, roto en algunos sitios por las lluvias complica el pedaleo, obligando incluso en un pequeño tramo a cargar la bicicleta. La subida parecía más una romería que peregrinos haciendo el camino, tal era el numero que casi no podíamos adelantarlos.




La bajada nos proporciona una buena dosis de adrenalina. El camino; roto, pedregoso, con algunos escalones y  lleno de peregrinos, lo que nos obliga a sortearlos constantemente. Desde Uterga empiezan a clarear lo que nos permite un mayor ritmo. Así continuamos hasta Obanos y Puente La Reina; importante enclave del Camino de Santiago, punto de unión de los caminos aragonés; proveniente de Somport, y el francés, con inicio en San Juan Pie de Puerto (Francia). Lugar de establecimiento de encomienda templaria (Murugarren o Villa Vétula), llegándose a construir un hospital, donde para reconfortar el cuerpo se ofrecía a los peregrinos pan, vino, leche y fuego.

Nos acercamos al ayuntamiento y sellamos nuestra credencial. Frente a él, el bar la Plaza, donde sentados a su puerta, damos cuenta de unos buenos pinchos de tortilla y su correspondiente cerveza.

Comenzamos una fuerte subida con rampas de hasta el diecisiete por ciento para continuar después entre tendidos campos, muchos de ellos en barbecho, hasta Artajona, donde las campanas se bandean al revés. Fortaleza que domina con autoridad un recogido entramado de calles empedradas, jalonadas de palacios y blasones. Construida con catorce torreones almenados de los que, a día de hoy, solamente quedan nueve. Junto a la iglesia gótica de San Pedro damos cuenta de un plato combinado, lo mejor los ricos espárragos de la tierra.



Después, a unos diez kilómetros de Artajona, la cosa se complica. Abandonamos la pista cerca del collado de sierra Baja, para introducirnos campo a través, por un camino que más que verse se intuye. Inundado durante más de setecientos metros, la bicicleta circulaba con dificultad, chapoteando en al agua. Gracias a la abundante vegetación, las ruedas no se hundían demasiado en el fango.

Cantinéanos entre subidas y bajadas rompe piernas que se nos hacen eternas. Nuves, al principio inofensivas, se transforman paulatinamente en amenazadores, incluso comienzan a caer algunas gotas y el viento que nos había respetado toda la jornada empieza a soplar, afortunadamente casi a favor. Así llegamos a Marcilla y casi sin darnos cuenta hasta Villafranca, sede de los espárragos Carretilla. La señora del hostal el Corzo nos lava y seca la ropa, un gran detalle.



Son cerca de las ocho de la tarde cuando llegamos al Hostal. Han sido, aun no he mirado el gps, unos 85 kilómetros y unos 1000 metros de desnivel positivos.