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sábado, 6 de junio de 2015

Por tierras alicantinas



Hoy toca salir con la grupeta de Alicante; al final hemos sido once los de Murcia, nueve en tren y dos en su propio vehículo que han dejado cerca de Agost. Con los compañeros de Alicante hemos sido treinta y dos. A las 6.50 h subíamos al tren en Murcia y hora y media después estábamos tomando un café en la cafetería de la estación de Alicante. A las ocho y media comenzábamos a pedalear.

Los alicantinos nos han llevado hasta Agost por carreterillas que nos sonaban, pero que de dejarnos solos, seguro que nos habríamos perdido. Una primera subida en la Serreta para ir calentando antes de la Mariconeta. Ya en Agost llamo a David y Antonio –ellos venían en coche- para saber si están en marcha y dónde, que contestan que acaban de salir de Agost y comienzan a subir el Maigmó. Espero alcanzarlos pronto.

Alfredo no se encuentra bien, tiene problemas intestinales, y empieza a retrasarnos, nos quedamos con él; Fernando, Luis y yo. El Maigmó es un puerto que me encanta; no es demasiado duro, tampoco es muy largo, unos cinco kilómetros enmarcados por un bonito paisaje. Sus curvas dibujan los contornos de las estribaciones de la sierra del Maigmó, mientras en frente; separada por el barranco Blanc, la pequeña y coqueta sierra del Ventós. Cerca de la cima nos esperaban David y Antonio y poco más adelante el vehículo de apoyo donde repusimos un poco de agua fresca, pero nada del resto de compañeros. Alfredo ya está mejor. Nos dejamos caer en dirección aTibi, cruzamos el río Verde y tenemos que esforzarnos para superar la pendiente de la Loma de las Monjas. Pero seguimos subiendo, más suave, pero subiendo hasta la Casa del Planet Blanc, donde se estabiliza la pendiente e incluso es negativa cerca de Ibi. El paisaje se ha abierto muchísimo por nuestra izquierda, podemos ver las sierras del Maigmó, del Freile y de Castalla, que enmarcan el amplio valle que nos separa de ellas.

Ya en Ibi cruzamos la población, a estas alturas hemos recuperado a siete u ocho unidades y todos juntos comenzamos una nueva subida; esta vez se trata del puerto de la Revueltas. Me he quedado el último cuando cruzo el barranco de los Molinos, meto todos los hierros y comienzo una remontada, que cerca de la cumbre, me coloca en segunda posición detrás de Fernando, que al verme, en un arrebato de pundonor, demarra superando el puerto escasos metros delante de mí.

En el cruce con la carretera de Onil, nos espera de nuevo el vehículo de apoyo, pero nada del resto de compañeros. Bueno que le vamos hacer; aprovecho y me tomo una cervecita bien fría; que rica esta, la verdad es que sienta muy bien con este calor. Ocho kilómetros de bajada hasta Onil, que no está nada mal. Casi sin solución de continuidad estamos en Castalla y comenzamos una nueva subida al Maigmó; pero antes bajo unos pinos, junto a la subida al Balcón de Alicante, volvemos a hidratarnos convenientemente.
Comenzamos una vertiginosa bajada por la vía de servicio de la autovía; ahora si todos juntos, hasta San Vicente, donde haremos un alto para comer. Entremeses, croquetas y arroz de los que damos buena cuenta; un helado, café y…, eso no lo cuento que luego todo se sabe.

Gracias compañeros por este magnífico día de ciclismo y en especial a los compañeros de Alicante, estupendos anfitriones a los que esperamos compensar en septiembre cuando vengan a visitarnos. A las 17.00 h. comenzamos el regreso a Murcia.

Mariano Vicente, 6 de junio de 2015. 

jueves, 19 de diciembre de 2013

Tres días de pedaleo por la vía del Chicharra y las vías verdes de Alicante - Guía práctica




En estos días de pedaleo recorreremos, dentro de lo posible, la plataforma de los antiguos Ferrocarriles del Sud de España, perteneciente a la desaparecida FEVE (Ferrocarriles Españoles de Vía Estrecha) y antes a los Ferrocarriles de Villena a Alcoy y Yecla y también por un antiguo ferrocarril que no llego a nacer, el que pretendía unir Alcoy con el puerto de Alicante.

Transitaremos por pequeñas carreteras, caminos y viejas plataformas de ferrocarril transformadas en Vías Verdes. Pedaleo cómodo al tratarse de trazados de ferrocarril diseñados para minimizar las pendientes, con el piso de zahorra compactada o mista con asfalto, cuando no, de caminos de tierra y carreteras de poco tráfico.

La distancia total fue de unos 240 km. Repartidos en tres jornadas, por lo que hemos calificado el recorrido de moderado por la distancia diaria a recorrer de unos 80 km., ampliando el número de jornadas a 4 o 5, es una ruta acta para todo el mundo.

No hay problemas de orientación a lo largo del recorrido, salvo entre Cieza y Jumilla que el trazado ferroviario está invadido y cercado por fincas agrícolas y nos obligará a utilizar la carretera en más ocasiones de las deseadas. 

Desde Jumilla a Yecla haremos todo el recorrido por una pequeña carretera sin apenas tráfico y cuyo trazado coincide en gran medida con el del ferrocarril. Entre Yecla y Villena, salvo a la salida de la primera que el polígono industrial nos complica un poco el trazado, se realiza por camino rural, en gran parte paralelo o sobre la propia plataforma ferroviaria, que en sus últimos kilómetros antes de Villena se transforma en Vía Verde. 

De Villena a Muro de Alcoy, realizamos casi todo el trayecto por vía verde, unas veces acondicionada como tal y otras, a partir de Bocairent, sin acondicionar pero totalmente ciclable, con alguna dificultad a la altura de Agres que abandonamos momentáneamente la plataforma para cruzar el río del mismo nombre y retomarla junto a la pilastra del desaparecido puente. Entre Muro y Concentaina se pierde el trazado ferroviario por lo que se continúa por caminos entre urbanizaciones hasta esta última población, en la que recuperamos el trazado pasado su polígono industrial, eso sí, con alguna dificultad al tener que cruzar una carretera de doble carril en cada sentido, sin paso de peatones ni nada que se le parezca. 

De Alcoy a Alicante hay tres partes bien diferenciadas una es la Vía Verde de Alcoy, de unos 12 kilómetros y otra la Vía Verde del Maigmó de unos 22, en medio una mezcla de caminos, vía de servicio, carreteras y las poblaciones de Ibi y Castalla. Impactantes son los primeros 10 kilómetros donde se suceden 3 viaductos y 7 túneles. No es tan atractiva la vía de servicio que nos lleva a Ibi, desde esta población a Castalla se circula por un camino rural que coincide en su mayor parte con el antiguo ferrocarril. Ya solo nos queda buscar la forma de subir al Maigmó y enlazar con la Vía Verde que, entre túneles, viaductos y trincheras de yeso, nos llevara hasta Agost. Un pequeño tramo por polvorientos caminos rurales nos llevara hasta la población de San Vicente donde poder tomar el tren hasta Alicante y Murcia.

Más información:







sábado, 14 de diciembre de 2013

Tres días de pedaleo por la vía del Chicharra y las vías verdes de Alicante - Jornada III


 Miércoles 27

Alcoy; pueblo este de topografía accidentada, surcado de profundos barrancos que brotan a la sombra de escarpados macizos que provoca que este tramo de la vía verde sea uno de los más interesantes de todo el recorrido. Se suceden túneles y viaductos de gran envergadura a través de la Sierra de Mariola y el parque natural del Carrascal de la Font Roja, hasta llegar al valle de La Canal, en total 10 túneles y tres viaductos.


Comienza la jornada el viajero peleándose con el gps. El dichoso aparatito se ha empeñado esta mañana en funcionar como le da la gana; ahora aparece el track, ahora no. El norte aparece abajo o arriba. Lo apaga, espera paciente que se inicie, y cuando lo hace vuelve a pasar lo mismo. Vuelta a apagar, quita pilas, tarjeta, las pone, reinicia, y no lo tira por el barranco porque es un hombre prudente, decide dejarlo por imposible y reanuda su recorrido sin instrumentos, usando su intuición para encontrar la entrada a la vieja plataforma del nonato ferrocarril de Alcoy a Alicante.


Cree recordar el viajero que la plataforma se acabo en su totalidad, pero se abandonó sin llegar a estrenarse, lo que ha permitido hoy transformarla en una atractiva vía verde. Ya desde el comienzo –el inconcluso ferrocarril partía junto a la actual estación de Renfe- proliferan los túneles, incluso dentro de la población. Con sinuosas curvas se adapta al terreno y los barrancos del Polop, de las Siete Lunas y Sant Antoni los salva con grandes viaductos.


Este ferrocarril se comenzó a construir en marzo de 1928 con una longitud de 66 kilómetros entre Alcoy y Alicante; obra de envergadura, constaba de 7 viaductos y 17 túneles, algunos de ellos con más de 1000 metros. La Guerra Civil, y las dificultades económicas de la posguerra dieron al traste con esta infraestructura y –como a muchas otras- le dio la puntilla el informe del Banco Mundial en 1962, acordándose su abandono definitivo y la enajenación de las instalaciones por Consejo de Ministros en 1984. En el 2001 se proyecta la construcción, aprovechando lo que queda de las infraestructuras, de dos vías verdes, la del Maigmó con 22 kilómetros y la de Alcoy con poco más de 10.


Tramo bonito y emocionante para el viajero, sobre todo porque no lleva más que una pequeña luz frontal que no alumbra dos palmos más allá de su nariz. Prudente, se acerca a las paredes intentando ver algo sin apenas conseguirlo, pasado un tiempo, cuando la vista se acostumbra a la oscuridad, cree percibir unos halos a los costados, supone que son las paredes y supuso bien porque no se rompió la crisma, eso sí a narices las suyas porque no dejo de pedalear en ningún momento y logró conservarlas intactas.


Continúa la vía verde por la plataforma recién recuperada hasta que en un punto se incorpora a la vía de servicio de la autovía. Continua el viajero por ella hasta casi llegar a Ibi, donde recupera de nuevo la plataforma ferroviaria, la pierde y la vuelve a encontrar a la salida y ya no la dejará hasta las proximidades de Castalla, donde decide parar a comer. 
Cuando reinicia su andadura comprueba con sorpresa que el gps parece funcionar con “normalidad”, aunque el track lo dibuja a grandes trazos. Prefiere no tocarlo y continuar como hasta ahora. El viajero había dibujado la ruta sobre el mapa, intentando seguir el antiguo trazado del ferrocarril en la medida de lo posible y cuando no lo era –se comprueba mejor en las vistas de satélite- por caminos adyacentes. Así llega al Maigmó y al comienzo -final- de la vía verde del mismo nombre, que no presenta ninguna dificultad de recorrido hasta su finalización en el apeadero de Agost del actual ferrocarril.


Esta vía verde comienza con espectaculares tramos en el que se suceden los túneles de mediano tamaño - ya no será tan importante la luz, y alguno tiene iluminación-, grandes viaductos como el de Forn del Vidre, y poderosas trincheras. Estamos en pleno corazón de la sierra del Maigmó con casi 1300 metros de altura, que sobrevuelan las rapaces y sombrean grandes pinos. A la salida de un túnel sorprende el viajero un rebaño de muflones pastando en la cuneta; asustados, –casi tanto como el viajero- emprenden una vertiginosa huida barranco abajo.

La vía traza grandes curvas buscando suavizar el perfil incrustándose en enormes trincheras de yeso. A la salida de una, sobre la barandilla de madera, un milano despluma una paloma, lástima porque le ha retrasado la merienda. Al fondo una preciosa panorámica de la bahía de Alicante, Agost se intuye cerca, la vía pasa junto a él sin entrar, tramo árido que sin embargo es un vergel, hasta la propia vía se contagia y está jalonada de palmeras, olivos y naranjos que le dan sombra, en algunos tramos acompañan las vides, quedaban restos de racimos que el viajero aprovecha para saborear sus dulces uvas.


El horizonte se ha oscurecido, sobre la costa esta descargando una furiosa tormenta, rayos que se funden en el mar y el viajero empieza a pensar que se va a mojar. Acelera el paso. Arrecia el viento en fuertes turbonadas y la temperatura se desploma cuando llega a la estación de Agost, donde da por terminado su viaje por las vías verde de Alicante y Murcia, las de esta última más deseos que realidades. 

Al viajero solo le resta alcanzar San Vicente y tomar el ferrocarril que le llevará de regreso a casa. Por poco, pero no se moja, ya en el tren la lluvia comienza a caer con fuerza, el viajero la ve caer tras los cristales con indiferencia, sabe que a él ya no le va a alcanzar.


Mariano Vicente, en Murcia, en diciembre de 2013.