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martes, 10 de junio de 2014

Camino de la Vera Cruz: cuarta jornada Teruel-Vente del Moro



Ducha difícil la de esta tarde, ha sido en Venta del Moro en una casa rural. Yo que soy un hombre más bien tradicional, me he encontrado con una cabina de hidromasaje. El artilugio tiene dos mandos redondos, un más grande abajo y otro más pequeño sobre él y de arriba abajo en dos líneas paralelas de surtidores. Hasta aquí todo bien, comienzo con mucha precaución a girar el mando mayor hacia un lado; nada, lo giro en el otro sentido, nada. Pruebo con el superior; tampoco ocurre nada, investigo un poco más por si encuentro algún mando oculto, no encuentro nada. Ya un poco mosca y en una posición un poco comprometida por si salía el agua algo fría. Le hecho valor y me meto dentro y giro los mandos al unísono, primero para un lado, luego para el otro. Nada. El mosqueo es ya mayúsculo. En el momento de salir; me apoyo ligeramente en el mando más grueso, cede hacia un costado y… recibo diez chorros de agua helada en la espalda. No sé porque estos artilugios no vienen con las instrucciones.

Por lo demás, ha sido una bonita jornada, hemos acompañado al Turia hasta Ademuz, dónde hemos tomado una cerveza con su alcalde, el señor Soriano y departido ampliamente del Camino. 

En realidad, al Turia, lo hemos acompañado mientras nos ha dejado, hasta que taciturno se ha introducido en sus hoces y a nosotros no nos ha quedado más remedio que comenzar una dura subida. Despues de comer en Landete, el resto del camino ha sido bastante llevadero hasta que cerca del final, a la altura de Jaraguas, las nubes nos lo han puesto negro, pero ha sido solo una amenaza, hemos llegado a Venta del Moro sin más contratiempo, en total 138 km y 1.200 metros de desnivel acumulado  

martes, 14 de mayo de 2013

Camino de la Vera Cruz Día 7-Domingo 12 de mayo 2013




Reino de Valencia; Ademuz. Lugar de partida de esta jornada, que comienza con una oración frente a la ermita de la Virgen de la Huerta para que nos de fuerzas para afrontar la fuerte subida que comienza en el mismo pueblo. Bueno yo más que Juan; él confía más en sus propias fuerzas. Comenzamos en frio, con rampas de 18 %. No sé si por ayuda de la Virgen o por algún principio de la física que se me escapa, la bicicleta hacia eses de un lado a otro de la carretera, totalmente fuera de del control de mi voluntad, yo quería subir derecho, pero ella erre que erre. En esto que me pasa un coche –tuve que hacer un gran esfuerzo para evitar las eses-. El señor, entrado en años, gorra calada hasta las cejas, el cigarrillo en la comisura de los labios. Me mira, se queda con la boca abierta, se le cae la colilla y hace aun más eses que yo.


Abandonamos la carretera, pero seguimos subiendo entre un bosquete de ralos pinos jóvenes y alguna coscoja, las aromáticas se dejan sentir con intensidad. Junto a un chozo de pastors me espera Juan Bautista y tenemos que pedalear deprisa si no queremos que nos coman las garrapatas. Pobres, no tendrían otra cosa que comer.


Desde el collado, en lontananza vislumbramos lo que parecen torres y almena, esta sobre un cerro, desdibujado por la distancia y la neblina matinal. Después confirmamos que es Moya. Que nunca fue musulmana, Alfonso VIII la pobló allá por el año 1210, tras la conquista de El Cuervo, Castielfabib, Ademuz. En 1215 paso a manos de la Orden de, llegando a ser realengo en 1319 y marquesado en 1480. Ya estamos en Cuenca.


Tras un recodo, casi sin proponérselo, aparece Garaballa y su reloj de nuestro paisano Valverde, con una hora de diferencia en cada una de sus fachadas, -creemos que la de verano e invierno -. Subimos por carretera hasta un altozano y tomamos un camino, malo para la bicicleta y que no aporta nada, mejor seguir por la carretera hasta la desviación del Camino a Mira.


Bajada algo complicada por pedregosa que da acceso a la vega del río Mira, que otros llamarón Ojos de Moya, y que finaliza su andadura algo más al sur, en el Cabriel, ayudándole en la construcción de su impresionante hoz. Vega de huertas bien cuidadas y las primeras viñas de la zona.

Vientres a negros, amenazantes, surgen a nuestro alrededor. Al principio solo son unas gotas; después el diluvio. Avanzan con nosotros. Delante, una cortina gris lo cubre todo, conforme avanzamos vemos los campos cubiertos de blanco. El granizo a pelado los almendros y sus hojas cubren el camino.  

Para no variar dura subida en dirección a Camporrobles; otra vez Valencia. Por aquí anduvieron, iberos, romanos y árabes, ganados trashumantes y lobos, hasta las hijas de Don Rodrigo Díaz de Vivar, aunque esto está por demostrar. Hasta los años setenta existió una laguna, hoy desecada, importante para el ganado. Importantes manufacturas de lana; en sus telares se tejían lienzos y estameñas. Por aquí paso el camino real de Requena a Cuenca, y hoy, el Camino de la Vera Cruz, de la Lana y el ferrocarril.
Kilómetros: 72
Acumulado positivo: 1213 metros
Poblaciones: Ademuz, Pedro Izquierdo, Moya, Landete, Garaballa, Mira, Camporrobles.

Camino de la Vera Cruz Día 8-Lunes 13 de mayo 2013






Suena el teléfono, es Carol.
-Os habéis dejado la radio.
-Juan, la radio
-Kaguentooo…


Toca regresar, son un par de kilómetros, Juan Bautista decide ir solo, ya me alcanzará más adelante. Pedaleamos entre vides y campos de cereal con algunas manchas más o menos intensas de pinar con algunas carrascas. También se deja entrever algún rebollo, pero nada que justifique lo de Campo-Robles. Tramo un poco rompe-piernas con contantes subidas y bajadas hasta Fuenterroble. Jaraguas y Venta del moro. Es la una y llamara Onda Cero Murcia, paramos a comer algo. De postre; he probado por primera vez migas dulces, y no estaban mal.


Por Cerrogordo, de abruptas barranqueras solitarias, en constante bajada, hemos llegado al Cabriel, sus transparentes aguas apenas sosegadas tras franquear las hoces, nos guiaran hasta Villatoya.
Nos espera la parte más dura de la etapa, la subida a la Ceja que llaman los lugareños. Varios kilómetros con pendientes entre el cinco y el dieciocho por ciento hasta llegar a Casas de Ves. Le he dicho a Juan Bautista que continúe hasta Alcalá del Júcar y gestione el alojamiento. Yo estoy agotado y necesito un descanso. En la plaza del ayuntamiento, sentado en un banco, veo jugar a los niños mientras me como un helado. Ellos, mejor ellas, con disimulo se van acercando a mí, me miran de reojo, miran la bicicleta, pero no se atreven a decir nada. Alguna saluda tímidamente y cuando ven que me marcho, todas, al unisonó se deciden a decirme adiós.


Algo repuesto con el helado, pedaleo con renovado vigor hacia Alcalá del Júcar. Hay que llegar pronto que va a oscurecer. En la puerta del hotel, sentado en la terraza nos tomamos una cerveza bien fría que me sabe a gloria.


Poblaciones: Camporroble, Fuenterrobles, Jaraguas, Venta del Moro, Casas del Rey, Casas de Moya, Villatoya, Casas de Ves, Alcalá del Júcar.