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martes, 5 de agosto de 2014

Galicia 2014 Costa da Morte - 26 de julio - Valladolid




El pueblo de Uclés es poco más que su monasterio y las antiguas construcciones que lo acompañan, a algo menos de 100 kilómetros de Madrid, se alza sobre un cerro entre campos de trigo y girasoles. En el lado sur sobresale el monumental castillo de origen árabe que siguió en funcionamiento tras la Reconquista; quedan tres torres, algunos lienzos y el Arco de la Fuente. En el lado norte su monasterio, una joya de piedra y madera con reminiscencias del Escorial. Lo más imponente es su patio con un claustro a dos alturas, los estilos plateresco y herreriano se dan la manos junto a una portada churrigueresca. Sede de la Orden de Santiago donde residían los maestres de la Orden hasta que esta paso a depender directamente de la corona, el último esta enterrado en el monasterio junto a su hijo, el poeta Jorge Manrique. Desamortización, colegio, noviciado y hasta cárcel, fueron algunas de las vicisitudes por las que paso en su larga historia. Comer y a través de la A3, regresar a Murcia, es lo que nos resta en esta calurosa jornada de julio de 2014. 



Hemos recorrido casi 3.000 kilómetros y un buen numero de de horas al volante, pero destacar sobre todo la cantidad de veces que hemos entrado y salido del coche. La costa gallega invitaba en cada recodo del camino a detener el vehículo y contemplar con detenimiento lo que se abre ante nuestros ojos. Se suceden sin solución de continuidad, cabos y ensenadas, puertos y pequeñas conchas de arena, en contraste con las enormes playas en las desembocaduras de las rías, arenas blancas que invitaban a descalzarse y caminar pausado, sintiendo los pies hundirse baldamente, como la arena se desliza entre los dedos. Por el contrario, en su cabecera; encontramos bucólicos rincones donde se confunden la tierra y el mar no sabiendo muy bien si estamos en uno u otro. Faros; donde la soledad pesa comprimiendo el alma, se siente como un elemento más del paisaje, en difícil equilibrio con una mar que en nuestro caso se mantuvo en calma durante los días en los que estuvimos en Galicia pero nos venimos con el deseo de volver y contemplar de nuevo este mar cuando se encuentre embravecido, recorrer los mismos lugares, cuando los faros hagan el trabajo para el que realmente fueron creados, será un paisaje distinto y distintas también las impresiones. Volveremos seguro.

Mariano Vicente, Murcia últimos de julio del año 2014.

Dormir

Santiago de Compostela
A Casa da Torre Branca (www.acasadatorrebranca.com)
Calle de Senande, 45, 15892 Santiago de Compostela, La Coruña 981 54 96 65

Valladolid
Hostal Paris (http://www.hostalparis.com/hostal_paris)
Calle Especería, 2 (Junto a la Plaza Mayor) Tlf. 983 370 625 (4 líneas) Fax. 983 358 301
47001 Valladolid

Comer

Casa Manolo (981760306) Calle, 15294 Carnota.
OCoral (981 74 25 01). Puerto de Muxía.
El Figón de Arévalo  (920301876) C/ Huerta del Marqués nº2 05200 Arévalo
Parrilla de San Lorenzo (983 33 45 86) Pedro Niño nº1, 47001 Valladolid

jueves, 31 de julio de 2014

Galicia 2014 Costa da Muerte 24 de julio






Hoy es la víspera de Santiago, nos regodeamos un poco en este maravillo alojamiento que hemos escogido, cerca del tristemente célebre barrio de Androix dónde hoy se cumple el primer aniversario del accidente ferroviario que causo 82 muertos y centenares de heridos, donde los vecinos dieron todo un ejemplo de solidaridad. A Casa da Torre Branca es una casa rural de labranza del S. XVII restaurada respetando el espíritu de la arquitectura popular gallega, muros de piedra y recias vigas de castaño, pero sobre todo un trato amable que la hace aun más acogedora. Situada en plena naturaleza, pero a solo dos o tres kilómetros de Compostela, no le falta de nada, hasta tiene hórreo y cruceiro. Asistimos a los actos en reconocimiento a las víctimas en Androix y nos introducimos en la vorágine de la ciudad gallega, paseamos sus calles entre miles de visitantes, manifestación incluida, y tapeamos en algunos de sus numerosos locales y  contemplamos desde el marco incomparable de la plaza del Obradoiro el impresionante espectáculo de música, luz y fuegos artificiales con el que se celebra la festividad de Santiago.


martes, 29 de julio de 2014

Galicia 2014 Costa da Muerte 23 de julio






Conduciendo hacia el norte, buscando la ría de Camariñas, uno se encuentra con un ramal de la XX calzada romana que unía Bracara (Braga, Portugal) con Asturica (Astorga, León), La XX era una importante calzada  de 20 pies de anchura incluida en el "Itinerario de Antonio", conocida como 'Per loca marítima', que con un precioso puente salva el río Sallas a la altura de Brandomil. Nuestro ramal uniría la antigua Lugo (Lucus Augusti) con la Torre de Hércules en la Coruña en pleno Golfo Ártabro, que junto a la Vía Nova y la Vía XIX, que unía Braga y Lugo, formaría el principal entramado viario de la antigua Gallaecia. Remanso de paz en nuestro camino hacia otro antiguo enclave romano; Ponte do Porto donde el río Grande, sin duda un eufemismo, da pie a la ría de Camariñas, que forma un arco que desde el norte se abre hacia el oeste que cierra la Punta da Barca en su vertiente meridional y el cabo Villano (Vilán) por su lado norte. 



Visita obligada al museo del bolillo y al puerto. Comenzamos la subida a faro Villano o faro Vilán por una estrecha carretera que asciende entre la niebla, de los enormes aerogeneradores solo se distingue su base y las puntas de las palas al pasar por su parte más baja. El edificio del faro se vislumbra blanquecino junto a un roquedo que soporta la linterna, invisible entre la niebla. Se ocultan y aparecen de forma intermitente los acantilados de cabo Toso y las más cercanas ensenadas de Pedrosa, Balea, Longa y Reira. Por minutos cierra la niebla, no se ve nada inmersos en una húmeda y luminosa oscuridad. Desistimos de recorrer los poco más de seis kilómetros por una pista de tierra que bordea la costa en dirección a Arou, que nos separa del pequeño cementerio de los ingleses; cercado de piedra en la ensenada de Trece, lugar de reposo de los 172 marineros del HMS Serpent que naufrago la noche del 10 de noviembre de 1890. Tras la catastrofe, las autoridades británicas equiparon a sus marineros con chalecos salvavidas y las españolas sustituyeron el viejo faro de vapor, en servicio desde 1854, por otro eléctrico con una torre de 25 metros y 31 millas de alcance.



Continuamos hacia la población pesquera de Lage (Laxe) bajo la punta de Insua, pero antes nos desviaremos hacia el Dolmen de Donate, monumento megalítico de los más importantes de Galicia. Entramos a la amplia ría de Corme y Laxe cruzando el río Anllóns en Ponteceso recorriendo su lado sur hasta llegar a su magnífica playa, pasada la punta de San pedro. Blanco arenal muy concurrido en el centro de la población y que delimita el muelle meridional del puerto. Esperamos la llegada de los pesqueros entre nasas y redes; descargan y asistimos a la puja oral, vocabulario que apenas comprendemos, congrios, cabrachos, merluzas, el horrible pero sabroso rape, cajas de cabras y julias, tres o cuatro sanmartiños (gallo pedro) y montones de jureles esperan que les adjudiquen comprador. Tomamos algo de este maravilloso genero en uno de los restaurantes del puerto y ya de noche regresamos a nuestra base en Santiago.





lunes, 28 de julio de 2014

Galicia 2014 Costa da Morte - 22 de julio





Oficinas de turismo donde informan sin informar. Te ofrecen mapas que ni con lupa se ven, en los que faltan bonitos pueblos. Encendemos el gps y nos dirigimos hacia el suroeste, la ría de Muros y Noia, aparece señorial, atravesada por un nuevo puente inaugurado en este mismo mes. Playas de arena blanca que contrastan fuertemente con el verde del arbolado y rosa del granito en las alturas. Arenales de Carnota, los más amplios de Galicia a los que se asoman pétreos paisajes, que en invierno y bajo la niebla representaran mágicos castillos, ciclópeos seres fantásticos extasiados en la contemplación de cascadas que caen directamente al mar; se extienden por más de ocho kilómetros entre las puntas de Nuestra Señora de los Remedios y Caldebarcas donde Manolo, local en que son tan importantes los clientes como el género, no tiene carne, pues como dice en su carta no es buena zona para ello, por los que solo tiene pescado y marisco, aunque me ha prometido que la próxima vez , si le aviso, tendrá una sorpresa para mí. La carretera serpentea entre apretados maizales en el poco espacio que le dejan mar y monte, donde los hórreos florecen como una planta más.



Finisterre, depositario de mitos y leyendas, deja un poco indiferente, masificado y turístico, pierde la magia que le proporciona su situación al límite del mare tenebrosum, quizá en invierno, cuando el mar muestre porque se llama Costa de la Muerte merezca  la visita. Solo unos metros antes, existe un remanso de paz, es la iglesia románica de Santa María das Areas con la impresionante imagen del Cristo, que tras la última restauración ya no es el de la Barba Dorada, aunque sigue produciendo el mismo fervor entre sus fieles, especialmente el que producen sus llagas. De interés es su sagrario de piedra y el magistral retablo de Miguel Romay.



Soledad, la más absoluta soledad emana el cabo Touriñón y más después de perderse una y otra vez entre solitarios bosques de de eucaliptos, aldeas que aparecen y desaparecen entre los recodos de la carretera, señales que no existen, otras están ocultas tras la maleza y las hay que indican hacia el lado contrario, serán cosas de gallegos y ellos las entenderán. Si caminamos hacia el Sur, vemos el islote de O Castelo en cuya cúspide hay un castro aunque no se aprecia. Un kilómetro mar adentro el escollo A Laxe de Touriñán y es el punto más occidental de Europa continental donde se sol se pone más tarde. Impresionantes vistas de los pétreos acantilados de Punta Moreira y el cabo de Buitra y más próxima; la coqueta ensenada do Cuño o su playa de guijarros que aquí llaman coido o su magnífico hórreo de tres puertas y doce pares de pies. Y si tenemos ganas y tiempo podemos subir al monte Facho, mirador sobre el Atlántico a más de trescientos metros de altura donde podemos distraer la mirada sobre la playa de Lourido, tómbolo de Muxia, Faro de Vilán y la ría de Camarillas.



El santuario de la Virxe da Barca se encuentra maltrecho, pero sigue plantando cara al mar tenebroso, con sus piedras de Cadrís y Abalar. En cuestión de minutos el rojo incendia un horizonte difuminado por la niebla y el disco solar se hunde en el mar precipitando la oscuridad, aun nos queda tiempo para llegar a Muxia y contemplar a la luz del crepúsculo las señoriales casonas donde se alternan aleatorias las balconadas de hiero y las galerías acristaladas, cenar en cualquiera de los restaurantes que se miran en la ría contemplando cómo se mecen los pesqueros en el puerto. Volvemos a nuestra base en Santiago para al día siguiente regresar a la pequeña ría de Camariñas.