domingo, 15 de febrero de 2015

Huellas I - Villanueva de la Jara, 10 de febrero de 2015


Nos sobrecoge el artesonado de estilo mudéjar que cubre el testero de la iglesia de Santa Ana. Esplendida estrella que convierte en poligonal un espacio cuadrado. En el retablo mayor; Santa Ana flanqueada por Santa Teresa y San Juan de la Cruz. Se fundó 21 de febrero de 1580 entorno a la ermita que cobijaba a las beatas y es probablemente uno de los templos teresianos mejor conservados. 

Tras la visita al convento, nuestra primera intención era regresar a Murcia recorriendo las Hoces del Cabriel, opción que descartamos por la falta de carreteras que aseguraran unas buenas vistas de la Hoces. Decidimos entonces regresar dando un pequeño rodeo por Alarcón y San Clemente. Accedimos a la N-III y siguiéndola dirección Madrid llagamos a Alarcón. El viento multiplica el frío reinante, nos hace parecemos a esas tortugas que apenas asoman la cabeza del caparazón. Tras visitar el Parador nos tomamos un aperitivo en el hotel de la Villa de Alarcón y nos quitarnos un poco el frío acumulado paseando sus calles.

Nos dirigimos a San Clemente entre tendidos campos de cereal. Ya en la población, dejamos el coche en la plaza del Carmen, frente a la plaza de abastos y el convento del Carmen. En el centro de la plaza hay un curioso monumento a los Porteadores del Santuario de Rus; situado a ocho kilómetros aguas arriba de la población. Un vientecillo incordiante recorre las calles, nos abrigamos y comenzamos un paseo por los lugares más emblemáticos. Antiguo Ayuntamiento, hoy reconvertido en museo de Obra Gráfica; la iglesia parroquial de Santiago; el antiguo edificio de la Inquisición, hoy museo del Belén y una serie de casonas solariegas, con rancios escudos nobiliarios, hasta que nos entra hambre y nos introducimos en la Posada del Reloj.

Añoso local en el que pretendemos comer algunas de las viandas típicas de la tierra; comenzamos con un queso frito con arándanos para abrir boca, a continuación una cazuelita de morteruelo. Aparece el pisto manchego con su huevo frito, que al romperse le proporciona una untuosidad que suaviza la acidez de la verdura. Ya lanzados, llegaron las alubias estofadas con perdiz, algo duras y faltas de melosidad. Y como colofón; la perdiz escabechada. De postre una cuajada para desengrasar. Por hoy, solo nos resta regresar a casa.

Murcia, 11 de febrero de 2015.


viernes, 13 de febrero de 2015

Huellas I - Martes 10 de febrero. De Beas a Villanueva de la Jara por Alcaraz.





En Beas el convento de San José, décima Fundación de la Santa; y en el convento un torno, y tras el torno una voz. Voz de mujer que suena calma y melodiosa. Gira el torno y aparece una llave, nos sirve para visitar el relicario. Volvemos al torno, gira de nuevo y aparece otra llave, más grande, pulida por el uso, la introducimos en la cerradura de una enorme puerta de vieja madera que cede tras un chasquido metálico. Como el relicario, el templo está a oscuras, solo se aprecia una pequeña luz roja junto a la pared; es un monedero, depositamos un euro en él y la luz se hace. Volvemos al torno, dejamos la llave y damos las gracias. Paseamos hasta una pastelería; nos sentamos y pedimos dulces típicos de Beas, probamos una especie de brazo gitano y una torta de hojaldre con cabello de ángel en su interior. Esta buena, la camarera no sabe cómo se llama y a mí no me importa demasiado.

Nos ponemos en marcha para detenernos en el santuario de la Virgen de Cortes centro de peregrinación consagrado en el siglo XIII. Actualmente hay en él una comunidad de Dominicas. En el patio aún hay restos de nieve. De nuevo en la carretera que serpentea junto al río Jardín. Chopos esqueléticos la flanquean; en los campos, se alternan olivos y encinas y de cuando en cuando manchas de cereal. Los restos del castillo de Alcaraz se recortan nítidos por levante, subimos hasta el pueblo y recorremos sus calles medievales. Es la hora de comer y entramos en el Alfonso VIII; mientras espero, como una tierna y jugosa berenjena de Almagro. Pronto llega el atascaburras; regio plato, a pesar de ser la humilde patata el componente principal,  a la que acompaña el bacalao y el aceite de oliva y lo decora el huevo duro. Para el segundo, no he podido resistirme, oreja en salsa.

Ya no nos detendremos hasta Villanueva de la Jara; nos espera un atento funcionario que nos hará de guía. Hombre experto en la historia del pueblo y sus monumentos, nos desgrana a lo largo de más de dos horas, las vicisitudes que ha sufrido la Basílica de la Asunción, desde que comenzó como fortaleza árabe, hasta nuestros días. Antes nos había mostrado la iglesia del Carmen, sede de la Virgen de las Nieves, patrona del pueblo. Deliciosa imagen gótica de pequeño tamaño y color dorado, traída directamente desde Italia. Para mañana nos reservamos la visita al convento de las Carmelitas.

Villanueva de la Jara, 10 de febrero de 2015.




jueves, 12 de febrero de 2015

Huellas I - Lunes, 9 de febrero. De Murcia a Caravaca de la Cruz y Beas de Segura



Sobre las diez de la mañana nos hemos puesto en marcha para iniciar la primera parte de lo que será nuestro particular Huellas. Seguiremos el itinerario que muestra de la fuerza interior y tenacidad  de una mujer: Teresa de Jesús. En apenas veinte años, esta religiosa, recorrerá España, alcanzando Ávila, Medina del Campo, Malagón, Valladolid, Toledo, Pastrana, Salamanca, Alba de Tormes, Segovia, Beas de Segura, Sevilla, Villanueva de la Jara, Palencia, Soria y Burgos. En Granada y Caravaca lo hace a través de Ana de Jesús la primera y Teresa de Ana la segunda. Diecisiete fundaciones, que si no todas, pretendemos visitar, comenzando por los más cercanas, Caravaca, Beas de Segura y Villanueva de la Jara.

Tras menos de una hora de viaje estamos desayunando en el Horno; Caravaca. Local de ambiente retro situado en el casco antiguo. Interruptores, grifos y hasta la cafetera contribuyen a este ambiente, sillas de madera y mesas con flores secas cubiertas con un cristal lo refuerzan. Pasamos la Puebla de Don Fadrique y comenzamos a ver nieve en las cunetas; en el puerto del Pinar ya es una cantidad importante. Nos detenemos y hacemos algunas fotos antes de comenzar a descender hacia los cañones del Zumeta; al otro lado, Santiago de la Espada, donde nos detenemos a comer.

Andar por la acera helada es complicado hasta entrar en un local que nos es familiar; el hotel San Francisco. Una chimenea de hierro en la que se queman, calmos, unos troncos de encina. Desde las paredes nos contemplaban con sus vidriosos ojos media docena de cabezas disecadas, intercaladas entre ramificadas cornamentas. Sobre la mesa, un tinto joven de Rueda y unas tarrinas de ajopringue y ajopatata. Entonamos el cuerpo; yo con un contundente ajoharina, y Pilar con una sopa de almendras. De segundo, las gustosas chuletas de segureño fue el plato. Terminamos con unas gachas dulces y un flan de café y frutos secos.

Nos acercamos hasta las Fuentes del Segura por una carretera constreñida por la nieve, salir de la carretera; imposible. Ya en las Fuentes, el protagonista es el frío. Un viento helado nos lo pone difícil; cascadas de hielo cubren las laderas y la nieve cerca el borbotón, nos limitamos a hacer unas fotos y continuamos hacia Pontones. Se nos presenta una disyuntiva la A-117a y la A117, y optamos por esta última, que nos atrevemos a bautizar como la carretera de los miradores. Uno tras otro se suceden y en uno tras otro nos detenemos. Las vistas impresionantes, el Tranco brillando bajo el oblicuo sol de poniente que ilumina las laderas nevadas de Cazorla. El Banderillas destaca hacia el sur.

Hornos aparece, como nido de águilas, colgado sobre el valle, iluminado por los rayos de un sol, que ya extiende las sombras por las hondonadas. No queremos que se nos haga de noche, y tras visitar el castillo, continuamos hasta Beas de Segura. Un frío intenso nos recibe en vestíbulo del hotel Avenida, me atrevo a decir que había por lo menos dos grados de diferencia con la calle, por otra parte es un hotel bonito y limpio. Dejamos las maletas y nos vamos a visitar el pueblo. Nos acercamos hasta el convento de las carmelitas. Está cerrado y regresamos hasta el hotel; un revuelto de setas con ajos tiernos y trigueros y unas carrilleras nos dejan en situación inmejorable para irnos a la cama.

Beas de Segura, 9 de febrero de 2015.