lunes, 17 de noviembre de 2014

El Canal del Taibilla; un viaje en bicicleta. Tercer día de viaje: Cehegín-Totana





Es temprano, ha madrugado el viajero para tomar el autobús que le llevara de vuelta a Cehegín para reanudar su singladura por el canal del Taibilla. Amodorrado, a través de la ventanilla, contempla el paisaje, sin verlo, decide que se apeará en Bullas. El tramo Cehegín-Bullas, a pesar de su belleza -río Argos, la ciudad tardo-visigoda de Begastri, arroyo del Burete o el entrono del Carrascalejo-, lo ha realizado en numerosas ocasiones, además, el canal es invisible en este tramo, por lo que comenzará en esta población, así gana algo de tiempo que no le vendrá mal.



El día es frío, pero el sol se insinúa ya con fuerza, es lo bueno de esta Región, que el sol alumbra todo el año y en invierno la temperatura es envidiable. Un dédalo de carreteras y caminos esperan al viajero que deberá estar muy atento para no errar su dirección. Atraviesa Bullas en busca del río Mula y del canal; al primero lo encuentra pronto, pero al segundo, esquivo, no lo encontrará hasta el paraje de Rosique, a una docena de kilómetros del comienzo. Bonito puente que salva el barranco; resuelve incertidumbres, y confirma la buena dirección. Pedalea por ondulados campos de almendros, vides y olivos bajo un sol que empieza a dejarse notar. Se introduce en la rambla del Guapero para darse de bruces con uno de los acueductos de mayor longitud del recorrido. Momento adecuado para el relax, para extasiarse con la contemplación de un paisaje espectacular; entorno solitario y aislado, que mezcla la vegetación propia las ramblas, con un frondoso pinar. Como sublime telón de fondo, la sierra de Pedro Ponce y su escudero, Peñarrubia, recortándose bajo un cielo azul y luminoso.



Ha hecho bien el viajero en cambiar de bicicleta, se ha traído la que tiene doble suspensión que le facilita el tránsito por estos pedregosos caminos; tortura que el viajero lleva bien, aunque no tiene tendencias masoquistas, simplemente porque le gustan estas aventuras. Supera algunas rampas fuertes y se encuentra con Sierra Espuña en el horizonte. Se distrae el viajero, y sin saber cómo yerra el camino, tomó a la izquierda cuando debía hacerlo a la derecha, llega igualmente a Casas Nuevas, pero por donde no debía. Se ha "perdido" buena parte del pedregoso camino de servicio y el puente trazado sobre la rambla del Huérfano que hay antes de esta población. Lo siente el viajero, pero no en demasía, ya que pasó por el lugar en otras ocasiones y pudo contemplar con detenimiento estos lugares. 



De Casas Nuevas no cuenta nada el viajero, salvo que ha parado un rato a descansar, antes de afrontar la subida hacia la zona de la fuente de la Portuguesa. Retoma el camino de servicio y descubre complacido que lo han arreglado y ahora forma parte de los Itinerarios Ecoturísticos de la Región de Murcia. Se sorprende el viajero con las fortísimas rampas que encuentra, no las recordaba tan pronunciadas. Conforme se adentra en la sierra bajo el Morrón de la Cabra, comprende que este no es el camino que ha seguido en otras ocasiones; después de lo subido, decide continuar y ver que le depara el recorrido. Más rampas que le llevan a descubrir algunas construcciones del canal. Encumbra, para comenzar una vertiginosa bajada que le llevara a la pista que él ya conocía; ¡para este viaje no se necesitan tantas alforjas! Recomienda el viajero tomar la vieja pista que un centenar de metros antes de la cancela de entrada al Parque, continua por la izquierda, es más corta y evita las fuertes rampas de la nueva; considera que para un viaje de este tipo, de varios días y con alforjas, es mejor la otra, pero el viajero no quiere imponer su voluntad y que cada uno haga lo que le dé la gana.



De nuevo a subir, esta vez con más fundamento, hacía la Fuente de la Portuguesa, área recreativa a la que no entra y sigue por el camino de servicio hasta que este desaparece en la carretera de Pliego a Alhama. Toma hacia esta última, pues quiere recuperar el canal a la altura de El Berro. Después de entrar en la población, decide que es buena hora para comer, entre en el bar y pregunta.

-Claro que sí, potaje y lomo con salsa de pimienta verde.
-Por mi estupendo -contesta el viajero con entusiasmo ante la perspectiva de un plato caliente.
-Pero mientras póngame una cervecica con olivas.    

 

Come a gusto, y para terminar toma arroz con leche y café. Mientras tanto entran dos ciclista, a lo mismo que ha hecho el viajero y como no podía ser de otra manera entabla conversación con ellos. Se entera así, que son de Valencia y que han pasado la mañana recorriendo Sierra Espuña, que el mayor es nada menos que Aníbal (Wikiloc), experimentado y docto cicloturista; hace buenas migas con él y quedan en mandarse unos correos para posteriores aventuras por la Región. Abandona la población para continuar con su búsqueda del canal y lo encuentra bajando las Cuestas del Marqués, un cartel indica "Rápidos de los Molinos-Dispositivo de Cabeza", cree el viajero que lleva a la salida del túnel de Cueva Luenga que conduce las tuberías de la subestación de Carmona. Continua por la carretera hasta contactar con otro canal, el del Tajo, que tanto él como el Taibilla, seguirán hasta el término municipal de Totana, disfrutan ambos de una magnifica panorámica del valle del Guadalentín. En el paraje de Las Lenticosas los canales se separan y el viajero sigue al Taibilla hasta Totana, entre campos de almendros, olivos, vides, casas de recreo, otros cultivos y los arrabales del pueblo. Ya en Totana, el Taibilla circula junto a la línea de ferrocarril, hecho que aprovecha el viajero para tomar un tren que lo lleva a Murcia, podrá así descansar en su casa. 


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