¿Has escrito algo de la ruta del otro día a Águilas? Pues no, nada todavía. ¡Como si fuera tan fácil! Es que me gusta leerlo, porque así me entero de cosas que durante el viaje no me había dado cuenta -dice Antonio. Y aquí está el problema. ¿Qué cuento? ¿Qué digo? Estoy sentado frente al ordenador, mirando la pantalla y no se me ocurre nada. Miro a mi mujer y ella se me queda mirando. ¿Qué te pasa? No sé por dónde empezar le respondo. Pues empieza por el principio. Me quedo ojiplático. El principio, y cuál es el principio. Recuesto la cabeza sobre el sofá buscando los recuerdos, pero no los encuentro. El principio; pero cuál es. Quizá fue cuando Antonio me propuso hacer algo por Águilas, que yo descarté casi de inmediato. Son dos horas de tren para ir y otras tantas para volver. Podríamos irnos desde aquí y volvernos en el tren -me dijo. Demasiados kilómetros Antonio, desde Murcia son más de 100. Insistió. Y si nos vamos en tren hasta un punto intermedio; a Totana, por ejemplo. Se ofreció a hacer él el track y yo me olvidé del asunto.
¿Has visto lo que te he mandado? Me preguntó Antonio un tiempo después. No, no lo he abierto, pero lo miro. Era un track que desde la estación de Totana atravesaba el Guadalentín y discurría por la Vereda de los Valencianos hasta el pie del puerto de Morata o de Campo López que no sé cómo se llama. Pero y después; no sé, por dónde tú quieras -me dijo. Por Morata era lo más rápido, pero por Campo López siempre me ha parecido más bonito y atractivo. Luego por el Ramonete al Lomo de Bas y de Cabo Cope a Águilas. Serían poco más de 80 kilómetros de lo más variados.
Y aquí estamos, Antonio, Jesús y yo, sentados en un tren camino de Totana. Allí se nos unirá Juanjo, que viene en otro tren desde Lorca y Juan que viene en coche. Lo primero es desayunar, hay que comenzar la jornada con las cosas importantes. Nos vamos todos a buscar una cafetería, desayunamos tranquilos y a pedalear. Cruzamos sobre la vía del tren y nos dirigimos hacia el oeste, paralelos al Canal del Taibilla por una carreterilla asfaltada sin apenas tráfico. Pasamos bajo la A-7. Por la cabecera de la rambla del Lébor y el río Guadalentín llegamos a Raiguero Alto dónde tomamos de nuevo hacia el oeste por la Vereda de los Valencianos que ya no dejaremos hasta alcanzar la carretera de Lorca a Mazarrón.
Entramos en pleno territorio de la tortuga mora, animal escurridizo que se mimetiza con el terreno por lo que es difícil de ver. Pero tenemos suerte, nos encontramos con un ejemplar cruzando la carretera. Le habría costado saltar el canal de riego que discurre paralelo, por lo que le echamos una mano para alcanzar un lugar protegido. Continuamos y hacemos un pequeño alto en la llamada ermita del Sacristán, dedicada a la Virgen del Pilar patrona de Aguaderas. Comienza la subida hacia Campo López, la carretera se retuerce en la umbría de la sierra de Almenara y los cultivos van dejando espacio al pinar y al monte bajo. Hoy estamos de suerte, otro pequeño ejemplar de tortuga mora está tomando el sol junto a la cuneta. Unas fotos y continuamos hacia Campo López. Desde el cruce aún quedan tres kilómetros de subida hasta el pueblo.
En el lateral de la iglesia de San Pedro hay una fuente. Desgraciadamente es el único lugar del pueblo donde podremos encontrar algo “líquido”. Salimos de Campo López siguiendo la misma carretera. Pedaleamos ahora casi con un pie en Lorca y el otro en Águilas, se mezclan el pinar y los almendros, las casas abandonadas con las crestas de los cabezos, con el Pico del Talayón con sus 879 metros como el más representativo. Estamos en pleno centro del LIC Sierra de Almenara, donde Acude ejerce de custodio del territorio en colaboración con los propietarios de las fincas para la conservación de la tortuga mora, pero no solo, también luchan por la conservación del paisaje y del entorno cultural y humano de la zona.
Comenzamos a descender por una carretera escoltada a los lados por las flores amarillas de las retamas, rodeados de barrancos, pinos y cultivos. Vamos dejando atrás, a uno y otro lado alquerías grandes y pequeñas, habitadas y abandonadas. En las cunetas, adornando estas tierras altas, las preciosas, perfectas y blancas esferas con las que florecen los ajos silvestres. En este lado de la sierra, ya en la solana, el esparto con sus cabelleras rubias empieza a adueñarse del paisaje. Desembocamos en la carretera de Águilas y cambiamos el rumbo al este. Descendemos rápido, la carretera se ciñe a uno y otro margen de la rambla de Fuente Álamo, que no sé por qué luego se llama de Los Miñarros. El cementerio del Ramonete nos indica que nos acercamos al cruce que nos llevará al Lomo de Bas.
La carretera vuelve a empinarse, se hace exigente, los kilómetros empiezan a pesar y a todos nos está costando demasiado, pero poco a poco vamos ganando altura. Hace calor cuando las laderas cortan la brisa. Entre curva y curva se ve un mar azul que la bruma vuelve blanquecino; la causa, un viento de levante que ha ido aumentando su fuerza trayendo una fuerte humedad que vela el horizonte y opone una considerable resistencia al avance. En el collado nos detenemos a contemplar lo que la bruma nos deja ver del golfo de Mazarrón con cabo Tiñoso a levante y Cabo Cope cerrando el horizonte por poniente. El Lomo de Bas se extiende por nuestra derecha con sus crestas áridas marcando una línea recta hacia el oeste. Colgado de su ladera, La Cuesta de Gos, lugar de vida y descanso del insigne aguileño Paco Rabal. Bajo un almendro que él eligió para su descanso (aunque el expreso deseo de su esposa, Asunción Balaguer, hace que reposen en el cementerio de Águilas) hay una escultura de metal que lo sitúa mirando hacia la ladera que albergaba las minas en las que su padre ganaba el pan para la familia y que a él siempre le impresiono tanto. La hora y el cansancio, que no las ganas, nos van a impedir visitarlo.
El hambre y la sed nos impulsan contra el viento en dirección a la bulliciosa Calabardina donde tenemos previsto el refrigerio. Fantasmagórica aparece la diputación lorquina del Garrobillo con su vieja ermita, destechada y desacralizada para el culto. Ya en Calabardina, en el bar La Parada, nos tienen preparada la mesa en una sombreada terraza. Pronto aparecen las primeras jarras sudando gélida humedad, soberbias sus rubias cabelleras de brillantes contornos. ¡Cómo resistirse!, lo mejor será caer en la tentación, todos a la par levantamos nuestras jarras felicitándonos por este gran día. Pronto llegaron las viandas, todas relacionadas con el mar y el buen hacer ancestral de los cocineros de estas tierras, solo los huevos fritos con patatas se escaparon de esta tónica. La “sobremesa” partió el grupo, Juan, Jesús y Juanjo se quedaron “ampliándola”, Antonio y yo nos acercamos hasta la vieja torre de Cope, una construcción del siglo XVI realizada por el concejo de Lorca para vigilar las frecuentes incursiones norteafricanas. Pasó de ser una pequeña torre cuadrada a un pequeño fortín en la segunda mitad del siglo XVII. Hoy se encuentra restaurada y acondicionada con una escala metálica exterior para su visita, que hoy está cerrada y desconozco en que periodos se abre. Enfrente, el saurio dormido de Cope nos vigila indolente. Nos resistimos a dejarnos mecer por el ritmo de las olas mientras contemplábamos la sutil paleta de azules con los que se pinta esta fascinante costa, hay que seguir has la estación de Águilas donde nos espera el cercanías para traernos a casa.
Mariano Vicente, 19 de mayo 2021
el track... | ||
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las fotos... | ||
el video... |
A pesar de tus dudas iniciales, te ha quedado fantástico
ResponderEliminarMuchas gracias..., uno lo intenta..., si lo consigue o no ya es otra cosa...
EliminarFalta un mapa por donde pasáis...q luego quiero repetir y me hago un lío.
ResponderEliminarAl final del escrito hay un enlace a Wikiloc donde puedes ver un mapa, altimetrías, distancias, desniveles, etc. Gracias.
EliminarAl final..lo has planchao.!!!
ResponderEliminarEn cuanto al refrigerio...veo que Mariano ha dejado el plató reluciente.😁😁👍😋😋
Hola Luis es que llegamos con hambre y sobre todo sed...:)
EliminarEstimado Mariano:
ResponderEliminarestás que te sales. Que bueno, mejoras a zancadas.
Cada vez da más placer leer tus relatos: dentro de nada te nombrarán miembro de la Real Academia del Platicar de la Región de Murcia. Quizás te asignen el sillón QJ, de *Qué Jodío*. Totalmente merecido, por cierto. En el mejor de los sentidos, claro.
*Ojiplato*, palabro hasta ahora desconocido para mí, a la vejez descubierto como *muy asombrado o sorprendido*.
Saludos portuarios.
Paco Marzal
Gracias Paco, pero no dejas de ser un amigo y por lo tanto parcial. Seguiré intentantolo...
EliminarQue envidia sana me ha dado veros por esos caminos tan maravillosos.Pero lo que se me a hecho la boca agua han sido las papas fritas y huevos,es una delicia ver ese plato.haber sien la próxima puedo estar.Una zona con senderos de paz y tranquilidad.Un saludo.
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