domingo, 21 de octubre de 2018

Gran Premio Canal de Castilla 2018



Viernes 19

Un mar de barro cubría los pueblos de Campillos, Teba, Álora... en la provincia de Málaga por la lluvia caída el fin de semana anterior, mientras a nosotros un poco más arriba, en el limite entre las provincias de Valladolid y Palencia, gozábamos de un tiempo excelente, solo enturbiado por el fuerte viento del noreste que nos acompaño a lo largo de las tres jornadas que permanecimos en el pueblo. Este no era otro que Medina de Río Seco donde más de 100 ciclistas nos dimos cita para participar en el Gran Premio Canal de Castilla, marcha retro que a vuelto de la mano de Víctor Martínez, un entusiasta promotor del ciclismo clásico. Esta considerada como la "Roubaix castellana" por sus seductores tramos no asfaltados, sus duros repechos y la travesía de sus atractivos pueblos, que la acercan a las grandes clásicas centroeuropeas. Desde el viernes, bajo los recios soportales de su calle mayor, se dispuso un mercadillo de piezas ciclistas con una característica muy concreta, todas tenían una antigüedad considerable, como corresponde a una cita de este tipo. Bajo los mismos soportales, Rafael Ochiuzzi nos regalo la vista con una portentosa exposición de bicicletas clásicas de contrarreloj, que junto a la Fiesta Retro en la Sala Gregory proporciono un buen comienzo para este acontecimiento ciclista.



Sábado 20

El sábado la temperatura había bajado algo, a primera hora de la mañana andábamos por los 11 grados. Pero un espeso y reconfortante chocolate de la pastelería Castilviejo nos haría entrar en calor. Recogida de dorsales que venían acompañados de algunos regalos, entre ellos una botella del rico vino D. O. Cigales, uno de los patrocinadores del evento. Poco a poco los menos madrugadores se fueron uniendo a los más mañaneros y todos se reunieron bajo la pancarta de salida en plena calle mayor.



A las 11.00 horas se dio la salida "neutralizada" hacia la N-601 hasta alcanzar la CL-612 en dirección a Valdenebro de los Valles, donde se dio rienda suelta a las ganas de pedalear del personal. Pero no nos engañemos, Tierra de Campos, a pesar de lo que se dice por ahí, no es totalmente llana. La primera parte del recorrido discurre por los llamados Montes Torozos, montículos en pleno páramo con laderas de pendientes pronunciadas, vigilados por macizos castillos que se asientan en el límite entre las tierras vallisoletanas y palentinas. Estas pendientes, la mayoría de poca longitud, estaban entre los 400 metros y los 2 kilómetros y en algunos casos se acercaban de forma engañosa al 10 por ciento, como al aproximarse al castillo de Monte Alegre de Campos. Yo, que ya estoy algo mayor y quizá poco entrenado, sufrí bastante, aunque tuve la precaución -casi los convenzo- de decir a los amigos que era causa del desarrollo de la bici para justificarme. Un 42 de plato pequeño y un piñón máximo de 22 dientes no es ninguna tontería. Pero también hubo alguna encerrona como la subida al Alto del Camino de Mucientes, a la entrada de Ampudia. Camino sin asfaltar que sube en línea recta hacia el páramo coronado de modernos aerogeneradores, con porcentajes que rondan el 13 por ciento. ¡Menos mal que no llegaba al kilómetro! A la bajada entramos en el pueblo, recorrimos su calle mayor de recios y antiguos soportales, relevante ejemplo de la arquitectura tradicional castellana, para disfrutar de un bien merecido refrigerio.



Reconfortados, abandonamos Ampudia rodeando las murallas del castillo y, por un camino de tierra, accedimos a una carreterilla en ligera subida con dirección a Torremormojón. Variación de última hora por un problema en la P-901 alargó varios kilómetros el recorrido. Hasta el momento, el viento que ha sido de cara, pasa al costado hasta Torremormojón. Al llegar a la población, viramos hacia el suroeste por una carretera -la CL-612- que recorre el páramo en línea recta en dirección a Villerías de Campos, ahora sí, con el viento a favor. La abandonaremos cerca de Meneses de Campos por un camino que aquí llaman "carreteras blancas", no son más que caminos de concentración parcelaria con el piso de grava.



Continuamos sin más dilación hacia Belmonte de Campos, donde nos espera el siguiente refrigerio, que degustamos protegidos bajo el atrio de su iglesia. Enmarcado por sus arcos podemos contemplar su castillo y sobre todo, su magnífica torre del homenaje que perteneció a doña Inés de Guzmán, señora de Villalba de los Alcores y Fuensaldaña. Nos acercamos al último tramo del recorrido, el más interesante. Transcurre por los caminos de sirga del Canal de Castilla hasta Medina de Río Seco.

A finales del siglo XVIII el Marqués de la Ensenada ministro de Fernando VI elaboro un ambicioso plan para el desarrollo de la economía española. Plan basado especialmente en las obras públicas. Constaba el proyecto inicial de cuatro canales que unirían las principales ciudades del norte castellano, desde Segovia a Reinosa para atravesar la cordillera Cantábrica y obtener salida al mar por el puerto de Santander. Para su construcción hubo que salvar un desnivel de 150 metros y se construyeron en total 207 kilómetros. Su estructura tiene forma trapezoidal y su anchura oscila entre los 11 y los 22 metros con una profundidad entre 1.8 y 3. Paralelos al cauce discurren los caminos de sirga que permitían a los animales de tiro arrastrar las barcazas a lo largo del Canal y lo hacían siempre por el lado derecho según el sentido de la marcha. El 13 de junio de 1991 la Junta de Castilla y León declaró el Canal de Castilla como Bien de Interés Cultural con la categoría de Conjunto Histórico.



Por uno de estos caminos de grava que discurren a un lado y otro del canal, por los mismos que circulaban las mulas, lo haremos nosotros, y al igual que ellas tiraban de las barcazas, nosotros "tiraremos" de nuestras bicicletas hasta alcanzar la meta en la Ciudad de los Almirantes y un merecido descanso. La última actividad de este sábado girará al rededor de la literatura ciclista con la presentación de la colección Libros de maillot, de la editorial La Biciteca. En esta ocasión se presentaran cuatro libros escritos por miembros de la Cofradía Velocipédica, que conmemoran grandes hitos de la historia del ciclismo.



Domingo 21



Se presenta la mañana igual de fresca que día anterior, alrededor de una decena de grados, pero no hay problema, en Medina hay buenas pastelerías en las que poder entrar en calor. Poco a poco se fueron concentrando en la salida verdaderas joyas ciclistas, bicicletas veteranas con muchos kilómetros a sus espaldas y ciclistas acicalados en sintonía, ropas de época rememorando los tiempos más románticos y heroicos de este deporte que tanto nos gusta. Por desgracia no puedo asistir a la ruta programada para esta mañana, tendré que conformarme con ver la salida. Se trata de un recorrido por los caminos de sirva del Canal de unos 20 kilómetros. A mitad de trayecto, en La Posada del Canal, en Villanueva de San Mancio, recibirá un cálido homenaje don Francisco Martín Bahamontes, uno de los ciclistas vivos más carismáticos de este país, de manos del Sr. alcalde don David Esteban. No puedo contar más, puesto que deberes familiares me obligaron a emprender el regreso a Murcia, pero sí puedo decir que la organización hizo un gran esfuerzo para que todo estuviera a la altura de la prueba, que nos lo pasamos genial y con esta excusa pudimos disfrutar todo un fin de semana de amigos y conocidos, algunos tan “envenenados” con esto del ciclismo clásico, que van de prueba en prueba siguiendo esa estela romántica que dejan las bicicletas clásicas.



Mariano Vicente, 21 de octubre de

1 comentario:

  1. Estupendo reportaje. Al leerlo parece que se vuelve a vivir cada momento.

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