Solo hay una cosa más preciosa que nuestros tiempo y es con quién la gastamos”
Leo Christopher
Y ha sido un tiempo precioso y para nada malgastado, especialmente por la compañía. Pero han pasado diez años y va siendo hora de que otro recoja el testigo. Por muy bien que creas estar haciendo las cosas, es muy probable que no sea así, que te falte perspectiva, más cuando es una tarea redundante. Te acomodas e igual no ves el otro lado de la moneda. Dijo Sófocles que la vejez y el paso del tiempo enseñan todas las cosas. Y es evidente que soy más viejo, pero su contrapartida; ser más sabio, dudo que sea del todo cierta. Por eso quiero dejar paso a otros, que al igual que yo, tenga la oportunidad de hacerse más viejos y quizá, con suerte, más sabios. Que impriman otra visión, otro carácter a las cosas que con toda seguridad harán mejor. Quiero dar las gracias a todos aquellos que me han ayudado a “gastar” mi tiempo con algo que ha sido irrenunciable para mí en los últimos 30 años; la bicicleta. Pero esto no es una despedida, seguiré montando en bicicleta, unas veces solo, otras en vuestra afable compañía, pero quiero hacerlo descargado de responsabilidad, dejar de ser el encargado de dar la matraca a unos y otros. Diez años imponiendo criterios, probablemente poco interesantes, es más, quizá contrarios a los vuestros, creo que es demasiado tiempo. Por eso ha llegado el momento de decir basta, de pasar el testigo a cualquiera de vosotros, que en el peor de los casos, sino mejor; al menos será diferente.
Hubo un tiempo en que el núcleo ciclista ferroviario de Murcia era; amen de numeroso, poderoso. Eran los tiempos de Fornieles, Cabrerizo…, pero en esta vida el tiempo no se detiene, ya se han jubilado incluso de la bicicleta. Otros, por salud, quehaceres, traslados o simple dejadez han ido engrosando el grupo de los que han ido abandonando. Los hay que solo utilizan la bici de montaña, pero eso no debería impedirles pasar unas horas con sus compañeros, incluso se les ha propuesto una ruta alternativa de montaña sin éxito. Algunos de estos hasta tienen bicicleta de carretera que es la que usamos para este evento, pero tampoco vienen, no sé si por miedo a la dificultad de la ruta, alrededor de 100 kilómetros y poco más de 1000 metros de desnivel positivo o simplemente es falta de empatía hacia mi persona, que todo puede ser, de ahí la necesidad de renovarse.
Este año, al igual que los anteriores, hemos salido de la estación de ferrocarril del Carmen, con nosotros estaban los compañeros alicantinos, la mermada representación ferroviaria murciana, los Maduros, los compañeros de Bicimur y algunos amigos que quisieron acompañarnos -gracias oriolanos-. Sobre las nueve se puso en marcha el grupo compuesto por unas treinta unidades, para dirigirse por la costera sur hacia Fuente Amarga y el Pantano de la Pedrera. Llegamos bien a Vista Bella tras algunas escaramuzas y un fuerte ritmo en este terreno rompepiernas impuesto por los más fuertes, que los demás aguantamos como pudimos. De aquí nos dirigimos a la vía de servicio del Canal del Trasvase que abandonamos para ir a Torremendo, siendo este el tramo el más “tranquilo” hasta el momento.
En Torremendo se produjo lo que sucede todos los años independientemente de cual sea la ruta, parte del personal no espera en los cruces y así se va produciendo, en función de la fuerza o “mala leche” de los de cabeza, una “hilera” de ciclista que pueden llegar a estar separados por varios kilómetros. Y eso no es todo, los hay que se desentienden del recorrido trazado y se van por donde les da la gana. En realidad no sé porque lo hacen, es algo que se me escapa. Si vienes a hacer una ruta determinada que alguien se ha tomado la molestia de programar, que esta consensuada y suficientemente publicitada entre los asistentes, ¿porque no la realizas tal y como esta propuesta? Pues es lo que hicieron algunos “compañeros” que subieron a la estación de Riquelme-Sucina por el puerto de San Pedro, al considerarlo más suave y de menos desnivel que el previsto, el Cabezo de la Plata. Hasta hubo algunos que tomaron un atajo viniéndose directamente a Murcia sin subir el Cabezo. En fin, un desmadre y una falta de de todo, en especial de respeto al resto de compañeros que sí realizaron el recorrido completo y que en algún caso hasta estuvieron esperando. Porque puedo entender que alguien que no tenga las condiciones físicas suficientes para hacer la ruta con garantías, pueda hacer uso de estos atajos, siempre con aviso previo, lo que no entiendo es que algunos que van por la vida de “machomanes” también lo hagan.
Unos pocos, dieciocho, fimos los que nos quedamos a comer en los Soportales del Carmen, comimos bien y creo que con una buena relación calidad precio. El momento más emotivo de la jornada llego a los postres, momento que aprovechamos para hacer un pequeño homenaje a nuestro querido amigo Mateo Sánchez, nuestro “líder”, en su 83 cumpleaños.
Mariano Vicente, 13 de octubre de 2018
P.D.: “Siempre hay un tiempo para marchar aunque no haya sitio a donde ir”
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