domingo, 13 de mayo de 2018

De Torrellano a Orihuela por Santa Pola y Guardamar


Nuestra ruta de hoy comienza en la estación de ferrocarril de Murcia del Carmen, nuestra intención es tomar el cercanías que nos llevará a la estación de Torrellano en la provincia de Alicante. Como curiosidad los Amigos del Ferrocarril del que es miembro fundador y muy activo mi amigo Manolo "El Fotos", han creado la Asociación Alicantina de Amigos del Ferrocarril con un estupendo museo situado en el muelle de la estación que cuenta con un circuito de Vapor Vivo especialmente gratificante para los niños y porque no, para muchos adultos enamorados del ferrocarril que podrán disfrutar de él todos los sábados (http://www.aaaf.org/).

Salimos de la estación en dirección al paso a nivel para circular durante algún tiempo por un carril-bici en la CV852 y CV849 que pronto desaparece. Continuamos por caminos de tierra, unos en mejor estado que otros, que discurren por la parte sur del Altet hasta pasar bajo la N-230. De aquí a Los Arenales del Sol todo es más fácil. Ya en la pedanía, nos introducimos por unas pasarelas de madera que dan acceso a la playa. Disfrutamos solo unos minutos con la contemplación de estas arenas aún húmedas por el roció de la mañana y tras las consabidas fotos reanudamos el camino atravesando la población. A la salida tomamos por nuestra izquierda una carreterilla para dirigirnos hacia la la playa del Carabasi que forma parte del paraje natural del Clot de Galvany (http://www.clotdegalvany.es/).

Sigue la carreterilla junto a la costa lamida en ocasiones por las aguas turquesas del Mediterráneo, ermitas, torres de vigilancia, cuerpos desnudos recibiendo los primeros rayos de un sol aún joven, viejos cuarteles de la Guardia Civil hoy disfrutando de una mejor vida. En las alturas se adivina un potente faro; y en el mar, casi difuminada por la calima, una silueta baja y oscura refugio de piratas berberiscos; la isla de Tabarca. Es un pedalear facíl por este camino del Cabo hasta llegar, casi sin darnos cuenta, a la villa marinera, blanca de espumas y sales. Utilizamos el paseo marítimo para adentrarnos en la población; en cl centro, para comprobar si por aquí conocen lo que en Murcia llamamos belmonte nos detenemos en una terraza, lo pedimos y a fe mía que sí saben lo que es. Nos acercamos a su castillo, magnifica muestra de arquitectura militar renacentista, para dirigirnos después hasta el puerto pesquero que hoy ha cedido espacio a las embarcaciones deportivas. Continuamos hasta el comienzo de su gran playa dominada al fondo por montañas de sal, que por esta vez no visitaremos. La recorrimos en nuestra anterior ruta por la zona, cuando visitamos el Parque Natural del Fondo (http://www.bicimur.murcia-region.com/murciaenbicicleta/cercanas/El_Fondo_y_SantaPola/el_fondo_y_santapola.html).

Nos dirigimos ahora a Guardamar tomando dirección norte para bordear el Paraje Natural de las salinas de Santa Pola formando un gran arco hacia el oeste. Circularemos por pistas, algún trozo de carretera y caminos. Al principio entre saladares, después entre campos de labor plantados de granados y palmeras. Giramos a la izquierda y bordeamos la pedanía de Santa Fe casi en línea recta. Hemos visto algún pinar escuálido y disfrutado de mucho polvo, de algunas urbanizaciones, como la de Marina Salada en el termino de San Fulgencio donde los "guiris", especialmente hijos de la Gran Bretaña han aposentado sus arrugadas posaderas. Bares y chiringuitos rotulados en idiomas diferentes a los de nuestro universal Cervantes, quizás consentido por un complejo de inferioridad propiciado por esa leyenda negra que nos ha creado tan mala conciencia.

Tomamos dirección sur, atravesamos algún azarbe, luego al este también por otro azarbe para llegar a una zona comercial junto a la N-332 que atravesaremos por una rotonda buscando un camino que nos lleva a la desembocadura del Segura en su margen izquierdo. Antonio Máximo y yo, los únicos miembros de la expedición, discutimos sobre que hacer; son ya casi las dos de la tarde. En otras ocasiones hemos recorrido estas dunas y sus pinares, plantados a principios del siglo pasado para evitar el avance de las dunas que amenazaban con engullir la huerta y hasta la población misma, almorzado en sus bares y disfrutado de sus playas, por lo que tomamos la decisión de continuar hasta Rojales donde nos espera el restaurante La Noria y reponer fuerzas.

Ya solo nos queda encaminar nuestros pasos hacia Orihuela, pueblo de aquel poeta que escribió "... Orihuela, su pueblo y el mio..." donde tomaremos el tren hasta Murcia, para lo que utilizaremos caminos asfaltados junto al los margenes del Segura entre campos de hortalizas y frutales, que son más cómodos y menos polvorientos que la mota del río.

Mariano Vicente, primeros de mayo de 2018.


(Ruta basada en la realizada por Valencia Cicloturismo http://valenciacicloturismo.com/)

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