El día esta desapacible y el viento amenaza con llevarnos al suelo. Diminutas gotitas se depositan sobre los cristales de las gafas difuminando la visión de esta carretera nacional de Extremadura, hoy convertida en una excelente plataforma para disfrutar del ciclismo. Unos pocos miembros de ese grupo de “locos” del ciclismo clásico nos hemos reunido en el aparcamiento del área de servicio de Albalat, muy cerca del pantano de Arrocampo donde estcentral nuclear de Almaraz, en la provincia de Cáceres. Esta central nuclear, la más vieja de España, empezó su vida útil en 1981 y si nada lo impide, alargará su vida hasta el año 2028 con lo que traspasará la barrera de los 40 años. El consejo de Seguridad Nuclear se ha pronunciado de forma favorable tras un análisis técnico y si el ministerio de Transición Ecológica no dice lo contrario, seguirá funcionando casi una década más. Nos ha convocado nuestro amigo Julian del Club Ciclista de Alamaraz para celebrar la III Cicloclásica de Albalat. Saludos, bicicletas al suelo, últimos preparativos y a la carretera.
Rápida bajada hacia el Tajo. Junto a la carretera armazones fantasmales de viejos restaurantes que ya no lo son. Pelados alcornoques que comparten su preciado terreno con plantaciones de eucaliptos. Vacas rumiando la placidez del día. La carretera comienza su ascensión, tres carriles favorecen nuestra marcha y nos proporcionan tranquilidad. El tráfico es casi nulo. Se mantiene constante el porcentaje de subida, no es dura ni excesiva, pero hace que te emplees a fondo. Estamos en el conocido puerto del Miravete, de lo que me enterare después. En el alto, frío, fotos y refrigerio. He probado lo que por aquí llaman morcillas, unas de patata y otras de calabaza y que yo siempre pensé que eran chorizos. El vino de pitarra estaba buenísimo pero las rachas de fuerte viento, heladas y húmedas hacían muy desagradable quedarse allí.
Comenzamos la bajada. El viento ha acumulado las nubes en la cara norte del puerto, llueve y hace frío, las gafas se saturan de esas gotas diminutas que tienes que quitar con el guante a modo de limpiaparabrisas. Nos desviamos hacia Casas del Miravete y de allí a Romangordo. Lo que sorprende del lugar son sus trampantojos; murales que decoran casas y calles creando la ilusión de transportarnos a otro lugar, a otro momento. Surgen así personajes y oficios tradicionales, poemas que cobran una nueva vida. El primer mural que me encuentro es sobre algo tan mediático como la mal denominada violencia de género. En él se muestra una mujer madura, dicen que la propia medre del autor, que libera una paloma de papel con las palabras “valientes, iguales y libres” escritas sobre sus alas. Dicen que hay más de un centenar repartidos por sus calles, aunque yo no vi tantos. Lucen en fachadas y puertas a los que se unen frases de poetas locales y grandes escritores foráneos. No hay rincón que no retrate un oficio, algunos situados en el mismo lugar en que antaño se ubicaban sus protagonistas.
Me entretengo, quizá demasiado y cuando llego al lugar de reencuentro no queda nadie, decido continuar en solitario, supongo que no será tan difícil volver hasta el punto de salida. Pero estaba equivocado, nada más salir del pueblo me encuentro con un cruce y la verdad es que no sé para dónde tirar, recurro a las nuevas tecnologías pero no las llego a utilizar, llegan Oscar y Julian que salvan la situación. Bajamos ahora hacia el Tajo observados por decenas de ojos indolentes, más preocupados por rumiar la vida que por tres locos que pasasan en bicicleta. Me dice Julian que a orillas del Tajo, al otro lado de la carretera, está el yacimiento de Medinat Albalat, asentamiento musulmán del siglo XII y es posible que algunos restos romanos.
Casi sin darnos cuenta, llegamos al aparcamiento del restaurante Portugal II, nuestro punto de salida y final de la ruta, donde terminaremos comiendo, pero eso ya es otra historia que no afecta a la crónica de nuestra ruta magníficamente organizada por nuestro amigo Julian y sus compañeros del Club Ciclista Almaraz. No quiero despedirme sin agradecer la importante labor desarrollada por Protección Civli al acompañarnos velando por nuestra seguridad y protegiendo los cruces. Muchas gracias y hasta el año que viene.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola, no he entendido lo de "la mal llamada violencia de género". Pero me vuelve a gustar leerte, el paso del tiempo, como al buen vino, te hace mejorar. Un abrazo. Paco Marzal
ResponderEliminarGracias Paco, un abrazo, y de lo otro ya hablaremos tranquilamente con unas cervecitas... 😜
EliminarLa foto de la bicicleta y el burro. Es muy buena y graciosa
ResponderEliminarGracias Juanjo, solo falto yo para completar el trío.
ResponderEliminar