viernes, 9 de junio de 2017

XIX Día de las Vías Verdes - Caravaca Jubilar - 2017 (Crónica)



Tras una semana vertiginosa entre el trabajo y los últimos preparativos para la vía verde llega el gran día; madrugamos, cargamos el furgón con los regalos y el aperitivo, vamos a por el hielo que en estas latitudes es indispensable y nos acercamos hasta el Niño de Mula. Algunos han sido más madrugadores que nosotros y ya están montando las bicis. Saludos, abrazos y un buen café para entonarnos. No quiero comenzar esta humilde crónica sin dar las gracias a todos por acudir a esta convocatoria, vosotros sois la razón de ser para esta conmemoración del Día de las Vías Verdes. Sois ya viejos amigos nuestros con los que desafortunadamente solo coincidimos en este día, la distancia y los quehaceres cotidianos nos lo impiden con frecuencia, pero suficiente para mantener nuestra amistad y el apego a esta convocatoria que en este año cumple su diecinueve edición. Confluimos año tras año en el Niño de Mula amigos de Xixona, Muchamiel, Campos del Río y otras localidades de la Región y por supuesto de la “Capital”. Los hay que, aún a día de hoy, desconocemos su procedencia, otros en cambio la pregonan con orgullo como nuestros nuevos amigos de Torrevieja. Llega el autobús de Xixona, en el que vienen también los “gladiadores” de Muchamiel, y aquello se convierte en una fiesta; besos y abrazos por doquier y como no podía ser de otra manera, asalto al ventorrillo Casa Paco.

Por más vueltas que le damos al asunto no damos con la fórmula para reunir a todos frente a la cámara antes de la salida. Este año lo hemos intentado con un apetitoso “soborno” que nos han proporcionado nuestros amigos de Hero, unas Bolsitas Línea ricas en proteínas; y ni por esas, tras recoger el presente han seguido charlando en múltiples corrillos de lo más animados. Ya te puedes desgañitar pidiendo que se concentren todos frente a la cámara: misión imposible. Y la verdad es que no nos preocupa demasiado, preferimos que prevalezca el compañerismo y la amistad a la foto, que tiempo tendremos de hacernos no una sino mil, aunque no todos juntos.

Por fin, pasadas las diez, comenzamos nuestro pedalear por esta vieja compañera que es la Vía Vede del Noroeste. Más de 150 ciclistas nos concentramos para recorrer esta infraestructura y conmemorar el XIX Día de las Vías Verdes. A la altura de la estación de La Luz una pequeña pero irresoluble avería, dejo a uno de nuestros benjamines sin poder pedalear hasta Caravaca teniendo que conformarse con seguir el evento desde el furgón de apoyo; su cara, todo un poema. Año tras año me sorprenden estos “canijos” que apenas superan el metro de altura, pero que pedalean con más brío y entusiasmo que muchos de nosotros. Hacen todo el recorrido desde el Niño a Caravaca, a veces se descuelgan del grupo, pero con rabia y tesón contactan de nuevo, no quieren ayuda ni la necesitan y si una adversidad se lo impide como en este caso, no pueden disimular su frustración y enojo y hasta alguna lagrima imprudente asoma en sus ojos. Tan pequeños y tan duros, un ejemplo para todos nosotros.

En Bullas la Policía Local nos metió a todos en vereda y concentró el pelotón para atravesar la población con más seguridad. Al llegar a la plaza del ayuntamiento, yo erre que erre, lo vuelvo a intentar, pretendo hacer de nuevo la foto para el recuerdo pero no llego a conseguirlo del todo. No desespero, sé que algún día lo lograré. Los agentes, con diligencia, nos sacaron de la ciudad y nos dejaron de nuevo en la vía verde donde aprovechamos para tomar el refrigerio que tan amable y generosamente nos proporcionaron nuestros colaboradores: La Niña del Sur unas sabrosísimas minipizas, el Horno de José Antonio unos ricos saladitos, Estrella de Levante y Cocacola se ocuparon de que no pasáramos sed. Repuestos y reconfortados, con nuevas energías, reanudamos nuestro pedalear hasta la vieja estación de Cehegín a la que nos ayudo a llegar con total seguridad la Policía Local regulando el tráfico.

Ya reagrupados continuamos hasta la entrada de Caravaca donde de nuevo la Policía Local derrochando profesionalidad y diligencia, –no es fácil lidiar con más de 150 ciclista de muy diversa condición-, nos condujo hasta nuestro destino en el Santuario de La Vera Cruz. Visita al camarín, credenciales, fotos y la satisfacción de haber conseguido nuestro objetivo nos puso en disposición de afrontar nuestro segundo reto del día; la comida.

A algunos quizá les parezca una nimiedad los 36 kilómetros de recorrido por la vía verde hasta Caravaca de la Cruz, pero para los menos preparados, incluso para los que apenas han tenido tiempo de coger la bicicleta pero que no quieren faltar a la cita, puede ser todo un reto. Y qué decir de los más pequeños, para ellos representa un verdadero desafío. Para mí este año ha sido más “fácil”. Jesús; de EBIKE, me ha prestado una Lapierre eléctrica y la verdad es que se nota la diferencia, mi futuro pasa casi con toda seguridad por ella, al igual que ya han hecho muchos de mis “viejos” amigos; Antonio, Paco y José Andrés.

Ya en los Salones del Castillo disfrutamos de una suculenta comida. A los postres, el bullicio típico de estas celebraciones se transformo de repente en un silencio expectante, pendientes todos del numero que en esos momentos la mano inocente de uno de nuestros benjamines sacaba para comenzar el sorteo. Seguimos con la misma atención, regalo tras regalo, esos que nuestros ya más amigos que colaboradores han tenido la gentileza y generosidad de donarnos; cascos, bombas, bidones, luces, equipaciones, camisetas y hasta trajes de huertano, pasando por joyas y vino. Quizá el momento más emocionante, si es que hay que escoger uno, fue en el que los asistentes, golpeando las mesas simulando un redoble de tambores, expectantes y excitados, escucharon el último número, el que correspondía a la preciosa bicicleta de un atractivo y ecológico color verde, donada como todos los años por el Corte Inglés.

Con una mezcla a partes iguales de alegría y pena comenzamos a despedirnos de los que dan por finalizado aquí la jornada, emplazándonos en un compromiso ineludible para finales del próximo mayo en el que sin ninguna duda volveremos a repetir momentos tan agradables como los de hoy. Otros volveremos sobre nuestros pasos pedaleando hasta el Niño de Mula donde esperan nuestros vehículos dando por finalizada esta jornada. Quiero volver a dar las gracias a todos los existentes por esa confianza que depositan en nosotros y a nuestros colaboradores por su inquebrantable generosidad que colma de ilusión esta jornada. A todos, de corazón, muchas gracias.

Mariano Vicente. Presidente de Bicimur.

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