Tras el desayuno nos ponemos en marcha, otra vez por
carretera, algún vadeo comprometido del Vinalopo y alguna senda no muy del
gusto de Antonio, nos deciden por la carretera de Elda. Itinerario muy
frecuentado por los ciclistas de la zona en el que nos cruzamos con varios
grupos, a pesar de la mala visibilidad que proporcionaba la niebla. Una subida
y al otro lado se deja ver Elda; pueblo gris entre la niebla, cubierto aun por
la sombra de las montaña cercana, comenzaba a desperezarse con los quehaceres
de este sábado anodino. Nos volvemos a plantear como otras mil veces la alternativa
a escoger, camino o carretera, y con Antonio vence siempre esta última en
cuanto el camino presenta la más mínima dificultad. Aparece Novelda en la
hondonada; población parda en una tierra parda, vigilada por un castillo tambien
pardo. Entramos por una larga calle que el ayuntamiento esta decorando con
rotondas minimalistas. Cruzamos el cauce del río y nos encaminamos hacia
Monforte, que en un principio nos pareció un pueblo pequeño y amorfo aplastado
alrededor del cerro de la iglesia, pero que mejora en las distancias cortas.
Junto a un pequeño parque almorzamos esa mañana.
Salimos por caminos rurales entre cuidados parrales
cultivados por agricultores de imaginación desatada, mil y un artilugios habían
ideado en su lucha contra los pájaros, sencillos baratos y efectivos, la
mayoría basados en botellas usadas de refrescos, que el viento hacia girar
enloquecidamente. El paisaje se torna más seco y áspero, el camino se empina
escoltado por las últimas viñas hacia la sierra del Tabayal. Al otro lado del
collado una mancha verde que ahoga el esparto: ¡un campo de golf en pleno
secarral! Bajamos hacia el invisible Elx al otro lado de la A-7 entrando por el
camino del Pantano en su Palmeral. La ciudad nos abruma mientras la atravesamos
por avenidas que antes uso el ferrocarril, cruzamos el Vinalopo convertidas sus
márgenes en exposición permanente por los artistas locales. A las afueras;
centros comerciales, rotondas y hospitales, nos llevaran hacia el camino de
servicio del Canal de Elx, propiedad de Riegos del Levante.
Este inverosímil
tramo hasta Orihuela es la Senda del Poeta (GR-125), obligado por la artificial
parcelación de los antiguos saladares, se enzarza en esquizofrénicos cambios de
dirección, que desorientan y llegan a aburrir. El Realengo es un típico ejemplo
de la artificialidad de la zona, realizado por encargo del IRIDA a finales de
los cincuenta dentro de sus proyectos de activación agraria. Los colonos
procedían de la provincia de Albacete de los pueblos inundados por la
construcción del embalse del Cenajo.
Continuamos por el camino que se enzarza, en esta ocasión,
con las obras del futuro Ave a Murcia y se distrae entre campos de de granados
y algún naranjo. Pasado Albatera, hartos ya de tantas vueltas, decidimos
realizar nuestra propia ruta. Como no podía ser de otra manera terminamos en
medio de un campo de lechugas; nos salvo un pequeño canal de riego, que a
través de una senda aneja, nos saco a una carretera que en línea recta se
dirigía a Granja de Rocamora y Cox. Continuamos a Callosa y a partir de aquí,
Antonio toma el mando, llevándonos por pequeños caminos de huerta y carreteras
de poco tráfico hasta Orihuela, fin de este Camino del Cid; La Defensa del Sur.
Mariano Vicente, octubre de 2015
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