martes, 7 de febrero de 2017

Domando al Brooks


La verdad es que no sé quien doma a quien. Me lo regalé para Navidad, siempre he deseado tener uno. Brooks es un fabricante legendario, lleva realizando sillínes de cuero en Birmingham, Inglaterra desde 1882. Brooks fabrica sus sillínes de forma artesanal y por supuesto que también el mío, un B17 narrow, más estrecho que el normal, unas 6 pulgadas que equivaldría a unos 15 centímetros. La verdad es que es precioso; el brillo de su cuero, sus formas, detalles como el repujado de la marca, o esos remaches tan resultones. Me costo mucho introducirlo en un cubo con agua templada para ponerlo a remojo. Había leído en algunos foros que la mejor forma de “curar” un Brooks era sumergiendolo en agua templada, montar en la bici y salir a pedalear. Yo algo suspicaz, lo trate con mimo, solo introduje la parte trasera dejando en la superficie la parte en la que lleva el tornillo para darle tensión. Solo lo tuve unos 15 minutos, “mojado” pero no “empapado”. Lo sequé bien con un paño y lo monté en la bici. Aun sí fui primero a desayunar y le dí otra media hora para que secara un poco más.


Aquello era duro como una tabla, pero los años de Bilbao te preparan para casi todo, sillínes duros a mi. Un poco más largo y ancho de lo que estoy acostumbrado, los primeros compases fue un verdadero combate entre mis testículos y él; poco a poco cada uno fue encontrando su lugar. Y no, no parecía tan duro después de unos kilómetros, cuando llevaba apenas una docena me detuve, lo contemple con detenimiento. Para mi sorpresa habían aparecido dos sutiles depresiones donde se supone que apoyan mis isquiones, el resto parecía más o menos igual, la humedad desaparecía y el color se unificaba, la cosa parecía marchar correctamente. Lo que nadie me dijo y tampoco leí en ningún sitio que aquello fuera una jaula de grillos, lo achaqué quizá a la humedad, pero hoy totalmente seco y engrasado he confirmado que no. No es tan acusado como el primer día pero se queja a cada pedalada, y en los sitio bacheados parece todo una dotación de galeotes quejándose de los latigazos.


Pero estoy contento, después de cerca de 150 kilómetros no lo encuentro incomodo; es más, puedo asegurar que es mucho cómodo que algunos de los que he tenido, incluso de los que tengo y que puede ser un gran sillín para largos recorridos. Es como dos veces más pesado que uno de los denominados “modernos”, pesa alrededor de ½ kilo, que no es poco, pero asumible para aquellas bicicletas que no se basen exclusivamente en lo deportivo entendido como competición.

Mariano Vicente, febrero 2017

1 comentario:

  1. Estimado Mariano,como has podido hacer semejante tortura a esa joya ,fetiche importado,que todo ciclista vintage desea tener..y que cas nunca te explican....que luego tienes que que domar y llegar a se una pareja de hecho con el.cosa que sucede a partir de las mil millas...asi que porfavor no lo sometas a torturas innecesarias..

    dale su tiempo..el balsamo que utilizas es muy bueno y acertado..utilizalo pot la parte de abajo del cuero...y un poso por arriba...asi....hasta que seais pareja.....


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