Lunes 13, esa era la fecha que nos habíamos propuesto para
hacer la Vía Verde de Alcaraz. Llegado el día –que fuera 13 supongo que no
afectaría para nada-, el tiempo comenzó a complicarse. En unas cadenas anunciaban
cielos nubosos pero sin lluvia; otras, ligera lloviznas a primera hora del día;
en cambio otras auguraban lluvias durante toda la jornada. Internet sería el
árbitro, así tras consultar diversas páginas en las que nos daban cielos
cubiertos pero con un porcentaje mínimo de lluvia, decidimos hacer el
recorrido.
Quedamos a las 7, no llovía y el cielo estaba ligeramente
cubierto. En Cieza ya estaba cubierto totalmente y en Hellín llovía
intensamente. Lluvia que ya no nos abandono con más o menos intensidad hasta
Balazote. Aquí nos esperaba Juan Manuel, oriundo de la zona y al que también
internet le había jugado una mala pasada. Decidimos tomarlo con tranquilidad
esperando que escampara en un bar del Jardín, las paredes tapizadas de navajas, cuchillos, y recuerdos populares, muy españoles todos. Unos belmontes y un
bizcocho casero, creo que de la “Tía Luisa” rezaba un pequeño letrero escrito a
bolígrafo y pegado con celo sobre la vitrina, nos harían más agradable la
espera.
Entretendríamos la espera visitando la laguna de Villaverde
un poco más allá del Jardín. Desde la carretera, a través de los cristales
empañados por la humedad vemos el trazado de la vía verde que nos acompaña a lo
largo del cauce del río Jardín. Vemos como se suceden trincheras y terraplenes
protegidos por oscuras barandillas. Desaparece el trazado en la oscuridad de
los túneles bajo compactas manchas de pinos salpicados de encinas y vigilados
de cerca por los altivos chopos de la vega.
La laguna aparece a nuestra derecha, nos introducimos por la
carretera de El Ballestero y luego por un camino, en buen estado al principio,
que poco después se deteriora y no podemos continuar, dejamos el coche y bajo
la lluvia continuamos a pie hasta que el abundante carrizo nos impide el paso.
Esta laguna fue declarada Reserva Natural en el 2006 por su riqueza biológica y
la abundancia de aves que se pueden observar; garza real, águilas, aguilucho
lagunero, milanos…, es de origen cárstico y en ella vierte sus aguas el arroyo
de Pontezuelas. Entre sabinas, con barro en las botas y algo mojados,
regresamos al coche.

De la comida no os voy a contar nada. Correcta en la
elaboración, no tanto en el precio. La ventaja del lugar; que pudimos
contemplar durante la comida como nuestras bicicletas soportaban abatidas y
estoicas la lluvia en el aparcamiento.
Murcia, en un martes sin lluvia del catorce de enero de 2014
Pronto volveremos...
ResponderEliminarPara los grupos que quieran recuperar fuerzas podéis alojaros con cena y desayuno en la casa rural "granja escuela Atalaya" en Alcaraz.
ResponderEliminarSu web: www.granjaescuela-atalaya.com/via-verde
Un saludo