El
Parque Regional de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila, no deja
indiferente. En sus 2.528 hectáreas, hay almarjales, dunas fósiles, playas
vírgenes, acantilados, salinas y antiguas minas de cobre, plata y estaño.
Baterías de costa, servidas por los imponentes Vickers,
cañones modelo 1926, calibre 381/45 y que eran capaces de mandar un proyectil,
de casi una tonelada, a más de 35 kilómetros de distancia.
Nuestra
ruta nos llevará por parte de este espacio protegido, continuando por la sierra
minera para regresar a la colmatada bahía de Portman, nuestro punto de partida.
Comenzamos
subiendo por el carril-bici, en el arcén de la carretera, para tomar una pista
a nuestra derecha, que tras una puerta,
da acceso al Monte de las Cenizas. La pista, algo pedregosa, nos lleva hasta la
antigua batería de costa construida para defender, junto con su homónima de
Castillitos, el arsenal de Cartagena. Disfrutaremos con la contemplación de la
costa; hacia el este, Calblanque, el Atalayón y cabo de Palos. Al oeste;
Portman y la sierra de la Fausilla con su prominente Cabo del Agua.
Descendemos
de nuevo a la carretera, continuando unos metros hacia Atamaría y nos desviamos
a la izquierda por una pista en buen estado que indica Llano del Beal. Cruzamos
la rambla de los Magreros y continuamos subiendo entre pinos, teniendo siempre
a nuestra izquierda la Peña del Águila, donde sobrevive uno de los últimos
bosquetes de sabina mora o de Cartagena.
A
la altura del Cabezo de Don Juan, comenzamos el descenso hasta cerca del Llano
del Beal -1,5 kilómetros aproximadamente-, para girar a la izquierda, por una
pista cortada para los vehículos de motor, que nos permitirá subir hasta los
cerros de los Sancti Spíritus. Pedalearemos al rededor de estos cerros, por el
PR-88 que nos llevara hasta la que el general Prin auspicio como La Unión, con
la fusión de las Herrerías y el Garbanzal.
Pocos
parajes presenta un contraste tan llamativo como estos montes, donde el ocre se
mezcla con amarillos, malvas y azules de
los detritos mineros, junto al rojo de la tierra y al negro de los castilletes
oxidados. Pozos, lavaderos, hornos, castilletes, chimeneas, desmontes a cielo
abierto o ruinas de fabricas, encontramos diseminados a lo largo de nuestro
recorrido. La zona fue explotada desde antiguo por cartagineses y romanos;
según el historiador Polibio trabajaban en estos montes más de 40.000 esclavos.
Unos modernos aerogeneradores se recortan contra el azul luminoso del cielo. En el descenso por el 33 llegamos a la actualización turística de la minería: La mina Vicenta. Producto estrella del Consorcio Turístico Sierra Minera, permaneció abierta hasta mediados del siglo XX dedicándose su explotación a la pirita. Se trata de la mina visitable mayor de Europa; más de 2.300 metros cuadrados están abiertos al público a 80 metros de profundidad.
Nos hidratamos junto a la estación de ferrocarril, frente al antiguo mercado de La Unión, escenario del Canto de las Minas. Salimos por la carretera en dirección Cartagena, para ascender entre canteras y minas por la N-345 hasta el cabezo de la Galera y descender a Portman. La resurrección minera de los años 50 del pasado siglo con la explotación a cielo abierto y el lavadero Roberto vertiendo miles de toneladas de estériles hasta 1992, lograron arruinar una de las bahías más espectaculares de la región: El Portus Magnus romano.
Unos modernos aerogeneradores se recortan contra el azul luminoso del cielo. En el descenso por el 33 llegamos a la actualización turística de la minería: La mina Vicenta. Producto estrella del Consorcio Turístico Sierra Minera, permaneció abierta hasta mediados del siglo XX dedicándose su explotación a la pirita. Se trata de la mina visitable mayor de Europa; más de 2.300 metros cuadrados están abiertos al público a 80 metros de profundidad.
Nos hidratamos junto a la estación de ferrocarril, frente al antiguo mercado de La Unión, escenario del Canto de las Minas. Salimos por la carretera en dirección Cartagena, para ascender entre canteras y minas por la N-345 hasta el cabezo de la Galera y descender a Portman. La resurrección minera de los años 50 del pasado siglo con la explotación a cielo abierto y el lavadero Roberto vertiendo miles de toneladas de estériles hasta 1992, lograron arruinar una de las bahías más espectaculares de la región: El Portus Magnus romano.
Mariano Vicente, 31 de julio de
2012.
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