domingo, 16 de marzo de 2014

Vía Verde de la Sierra de Alcaraz


Salida y llegada: Cruce de la Carretera del Jardín con la de San Pedro.
Distancia: 86.50 km.
Índice IBP: 80 (MTB)
Tiempo: 6 h. más las de disfrute de la monumentalidad de Alcaraz y la comida.
Desnivel +: 861 mt.
Recorrido: De ida y vuelta por la Vía Verde de la Sierra de Alcaraz, desde la zona de Balazote hasta Alcaraz, pasando junto a las poblaciones de El Jardín, El Cubillo y El Robledo.
Track: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=6358414
Época: Todo el año, en invierno puede hacer mucho frío.
Dificultades: Sin dificultades, salvo algún Túnel sin iluminación, por lo que es imprescindible llevar algún foco.

Interés de la ruta: La histórica y monumental villa de Alcaraz, inspiradora de algunas de las Cantigas de Alfonso X El Sabio. El santuario de Cortes de arraigada devoción a su virgen, encontrada por un pastor en el hueco de una encina y el recorrido de la Vía Verde de la Sierra de Alcaraz, con sus numerosos túneles, trincheras y terraplenes, rodeados por una naturaleza plena, en las que abunda la encina que motea los campos de pastos formando bosques más o menos frondosos, sin olvidar toda la vega del río Jardín.

Asistentes: Nicolas Mayordomo, Juan Manuel por Albacete; Pepe Toledo, Fulgencio Arques, Juan Martinez, Francisco Vicente, Mateo, Paco "Bombas", Ángel Martinez, Matías M. Gil, David, JBTC, Antonio Máximo, José Luis Rodriguez "El Puma", Vicente Martinez y yo mismo procedentes de Murcia.


Un poco de historia:
Pretendía unir Andalucía con Francia a través del Levante español, desde Cadiz a Saint-Girons, sin dar el rodeo que significaba pasar por Alcazar de San Juan, incluida en el plan de ferrocarriles nacionales previstos en el Estatuto de 1924 (Plan Guadalhorce) se aprobó su construcción por decreto de 3 de marzo de 1926, comenzándose el estudio del proyecto el 19 de julio de 1927 y las obras ese mismo año, finalizando la construcción en 1964, aunque no de todos sus tramos.

La ruta que vamos a realizar, pertenece al tramo Baeza-Albacete que constaba de unos 250 kms. con 107 túneles, de una oscuridad total de 28 Kms., 25 viaductos con un vuelo total de tres kilómetros y 12 estaciones. El trazado entraba en la provincia de Albacete por Villapalacios y continuaba por Riolid, Alcaraz, El Robledo, El Jardín y Balazote antes de llegar a la capital.


El tramo de Albacete a Balazote, lo domina la llanura Manchega; campos de cereal se alternan con barbechos y regadíos de grandes aspersores en un paisaje de una horizontalidad monótona; reino del ajo, del trigo y la cebada.

Nosotros; más prosaicos, buscaremos el incipiente monte bajo en las cercanías de Balazote, que nos servirá como puerta de entrada a la comarca de la Sierra de Alcaraz. Balazote, famoso por su "bicha" que a nosotros no nos asusta, a pesar de su cuerpo de toro y su cabeza de hombre, hija de iberos y nieta de hititas; perteneció al alfoz de Alcaráz, luego Fernado IV la cede a la Orden de Santiago allá por 1310, aunque su origen es anterior, cuatro o cinco siglos antes de nuestra era, así lo atestiguan un túmulo ibérico e importantes mosaicos que adornaron los suelos de una villa romana.


Crónica de la etapa.
Dejamos los vehículos en un punto intermedio entre Balazote y El Jadín, en el cruce de San Pedro, montamos las bicicletas bajo un cielo gris que el sol comienza a colorear; el horizonte se confunde en el gris de los chopos desnudos. Comenzando a pedalear por esta vía verde que nos llevará entre túneles, trincheras y terraplenes a la villa de Alcaraz.

Serpentea la vía encajada entre el monte y el río, entre carrascas y chopos, el día es fresco como no podía ser menos en esta zona de la Mancha albaceteña, esperamos que el sol, sin obstáculos que se lo impidan, caldee lo que será a ciencia cierta una magnifica jornada de ciclismo.


Pronto encontramos el primero de los túneles del recorrido y aunque es corto, la gente se alborota encendiendo las luces que nos ayudaran a cruzarlo. Se suceden las trincheras y los terraplenes, otra vez los túneles; la humedad y el frescor se dejan sentir en su interior, pero no la oscuridad, la media docena de luminarias que llevamos hacen que el día se instale bajo la curva bóveda excavada en la roca.


Las Encinas se mezclan con los pinos llegando a dominarlos casi por completo, sin más orden del que la naturaleza quiera imponer. Aun los campos baldíos no han florecido, no ha llegado el tiempo de que millones de flores los coloreen, que al igual que chopos y álamos de la ribera, esperan con impaciencia que el sol caliente los días en esta próxima primavera y poder vestirse con sus mejores galas.


La vía se encuentra en buen estado; el rodar es fácil a pesar de la ligera pendiente, se suceden así, casi sin darnos cuenta las estaciones de San Pedro y El Jardín; se intercala algún área recreativa antes de El Robledo. Nos acompaña por nuestra derecha, sin hacer ruido, el río Jardín, que rejuvenece y se vuelve montaraz; descontento de su nombre, pasa sin más a llamarse Cubillo, vigilado a uno y otro margen por hileras de enhiestos centinelas de ramas desnudas.


Se suceden trincheras, terraplenes y túneles que cruzamos a buen ritmo, pueblos que se funden con el paisaje, como aletargados bajo la luminosa mañana. Pasada la estación del Robledo, cambia el perfil y casi sin darnos cuenta estamos a la altura del santuario de Cortes. Una parte de nosotros continuamos hacia Alcaraz y otra visitará el santuario y regresará hasta alcanzar el Cubillo, donde tenemos previsto comer.


Se acaba la vía verde; cuando llego, la mayoría del grupo ya no está, solo queda Ángel.
¿Por dónde ha continuado la gente? Pregunto y Ángel me responde que han continuado por la vieja plataforma que esta sin acondicionar. Pronto se complica el paso; esta inundada. Le vuelvo a preguntar a Ángel si esta seguro, contestando con un sí, casi de enfado, por poner en duda sus afirmaciones. Llegamos a un túnel que conserva todo el balasto y las traviesas de hormigón, reventadas para para extraer el acero. Es difícil seguir encima de la bici y continuamos a pie. Se hace largo este túnel del que no se ve la salida, continuamos caminando con la esperanza de alcanzarla, y cuando lo conseguimos esta inundada. Solo podremos pasar si nos metemos en un barrizal que nos llegará a la rodilla; deliberamos y decidimos volver. Realizamos a la inversa el penoso recorrido hasta descubrir un camino que por nuestra izquierda y en sentido inverso nos sacará del atolladero.


Nos encaminamos sin más contratiempos hacia Alcaraz, no sé como ha sido pero solo quedamos Ángel, Matías y yo. David y José Luis debieron volverse cuando nosotros entramos en el túnel, de Juan Bautista, Juan Manuel y los demás que iban delante no sabemos nada, supongo que nos esperan el la Plaza Mayor. Que fácil y distinto hubiera sido todo, si alguien nos hubiera esperado al comienzo del camino que nos sacaba de la trinchera. ¡Casi una hora perdida!

  
    
El actual Alcaraz, es nuevo, aunque gasta ya más de diez siglos. El Viejo, estuvo situado en la zona de Los Batanes, famoso por sus alfombras y telares en la época califal y posible ubicación de la ciudad íbera de Urcesa. De los romanos es el puente de Canto. Alfonso VIII la conquista en 1213 y la cede a la Orden de Santiago, que desde la Sierra de Segura defendía la frontera sur de Castilla del emirato murciano.


Gustaba Alfonso X de pasar largas estancias en esta ciudad. Ver amanecer desde el cerro de San Cristobal le inspiraría Cantigas como la del Niño de Alcaraz. Alcaraz fue siempre de carácter independiente, lo que la hizo alzarse contra el marqués de Villena y ser la primera ciudad de Castilla en posicionarse a favor de los Reyes Católicos, esto le valió el título de Muy Noble y Muy Leal.
Su plaza mayor es una de las más bellas de España; rectángulo irregular que cierra por el este la iglesia de Santa Maria y Santísima trinidad de estilos gótico y renacentista; sublime el enfrentamiento de su torre con la del Tardón, probablemente la imagen más conocida de Alcaraz, y sin solución de continuidad el viejo convento de Santo domingo, con sus airosas arcadas, su galería superior y el escudo de Felipe II en mitad de su fachada. Al oeste y al sur, las arcadas de la Lonja de la Rogatoria y del ayuntamiento. Calles que desembocan a la plaza con un sabor intimo y cercano, de geranios y hornacinas, de arcos y pisos empedrados, de gente afable.


Los compañeros no están, nos sentamos en una terraza confortados por la tibieza de este sol casi primaveral, jamón, queso y algunos frutos secos acompañan a unas cervezas. Pedimos otras y un poco de queso frito con mermelada mientras charlamos con una chica suiza, de treinta y cinco años, que hace ocho meses salió con su bicicleta desde Escocía. Viajo hasta el sur de Inglaterra y de allí salto a Santander enlazando con el camino de Santiago, Portugal, Cadiz y Canarias, vuelve a la península y recorre la costa hasta Málaga, Sierra de Cazorla y hoy está aquí, en esta hermosa plaza para continuar por la vía verde de la Sierra de Alcaraz hasta Albacete. Después, probablemente el Camino de la Vera Cruz, siguiendo mis sugerencias.


Nos gustaría quedarnos, contemplar sin prisas la belleza de los numerosos rincones que nos depara el pasear por sus calles. Andar sin rumbo por lugares donde el tiempo se detuvo hace ya mucho y la historia nos asalta en cada rincón; por desgracia pertenecemos a un mundo moderno, dominado por la prisa y la velocidad, de gentes nerviosas. Tenemos que regresar hasta el Cubillo, dónde suponemos nos esperan los compañeros para comer; quizá volver en verano, con más tiempo, y visitar el Salto del Caballo y la laguna del Arquillo en Los Chospes, que es Monumento Natural.


Hambrientos y casi desesperados; inquietos, alrededor de la mesa, estaban los compañeros cuando llegamos al restaurante, entre bromas y veras, nos hicieron e hicimos algunos reproches y comenzamos con lo que verdaderamente importaba; la comida. Muy bien el restaurante La Vega, la comida, el precio y el servicio. Contundente el cocido del primer plato que me pedí, con sus trozos de costilla, tocino y morcilla, sabrosa la chuleta de cerdo del segundo; arroz con leche de postre, que por ponerle un pero, lo encontré algo entero, a mi me gusta mas meloso y un poco tostado por el azúcar, todo ello por catorce euros. Lo más simpático, unos porroncillos con licores de los que dimos buena cuenta.


Solo restaba el regreso a la búsqueda de los vehículos que aun nos deparaba una desagradable sorpresa; el coche de Juan Manuel parece no tener batería, aparecen unas pinzas; y no logramos nada; solo queda la ayuda en carretera para llegar a casa.





Mariano Vicente, a mediados de marzo de 2014.

lunes, 10 de marzo de 2014

El día de mi cumpleaños

No ha sido una imprudencia, tampoco una distracción, pero he mordido el polvo. Literalmente. Intento escupir, deshacerme de ese sabor acre que tengo en la boca. Pruebo a incorporarme, me duele el brazo derecho, a duras penas logro sentarme apoyado en el terraplén del camino, siento que me mareo.

De pronto la tranquilidad más absoluta me embarga, ya no noto ese desagradable sabor en la boca y comprendo cómo me he caído. Ha sido esa piedra que está en el lado izquierdo del camino, a dos metros, sobresale apenas veinte  centímetros, suficientes para que se enganche el pedal y provocar la caída. Un solo centímetro más a la derecha y nada hubiera ocurrido. ¡Un solo centímetro!

¡Mariano, coño, que me has asustado! Es Ángel, noto un chorro de agua en la cara, vuelve el sabor acre a la boca, siento el labio superior algo raro. Me duelen los dientes, tengo la sensación de ser un conejo, con los incisivos sobresaliendo hasta la barbilla, la toco y veo los dedos manchados de sangre, la verdad es que no sé como lo veo, conservo las gafas pero están rayadas y llenas de polvo.

-Me has dicho que te estabas mareando y has caído como un fardo, de costado sobre el camino-. Me enjuago la boca y ahora noto un sabor dulzón, he debido perder momentáneamente el conocimiento. Trato de incorporarme, me duele el brazo derecho, pero donde tengo el golpe es en la cara. Tanteo el casco y está en su sitio, me lo quito, también las gafas, me hecho un poco de agua por la cabeza. Las piernas; bien, los brazos; también bien; la espalda; jodida, pero es lo habitual.

Me incorporo ayudado por Ángel y voy hacia la bicicleta, parece que esta mejor que yo. ¡Vaya estreno! Lo siento por Matías, la primera salida con su bici nueva y yo se la estropeo. Ángel la revisa, parece estar intacta, ni un rasguño. Me alegro por Matías.

Todo ha empezado un poco antes, hemos subido al collado del Relojero por la Tana y el sendero que algunos llaman del ascensor, que pasa junto a una caseta con una puerta de este aparato. Mientras tomamos un plátano le comento a Matías lo bonita que es su nueva bicicleta, una Scott rígida de carbono último modelo. ¿La quieres probar? Acepto de inmediato; entre bromas y veras le pregunto si el que rompe paga, él me contesta que la acaba de estrenar, que está en garantía.

Nos ponemos en marcha, ellos bajaran por los Puros; Ángel y yo por la Senda Bonita. Ya desde el principio noto que la bicicleta es algo pequeña, creo que es un talla m, y tiene la potencia algo corta, en la zona empedrada del sendero tengo la sensación de que la bicicleta se me queda un poco atrás. Pero ha sido en la zona final del sendero, antes de la bajada al desfiladero del Garruchal, donde me he caído dándole un buen bocado al camino. Tramo sin complicaciones, piedras u obstáculos importantes, salvo esa maldita roca. Pero tranquilos, ya no está, la he tirado al barranco.

Parece que estoy mejor, que no ha sido para tanto, subo a la bicicleta y compruebo que tanto ella como yo estamos en condiciones de continuar, estoy preocupado por el tiempo que hemos perdido -a mi me ha parecido un siglo, pero en realidad solo han pasado unos pocos minutos- los compañeros nos esperan al final del camino de los Puros y les he prometido que les invitaría a unas cervezas; hoy es mi cumpleaños.

En Casa Luz hemos bromeado sobre mi caída y en especial por mi aspecto, pero esto no nos ha impedido bebernos unas cuantas y programar la salida del próximo sábado a la Vía Verde de la Sierra de Alcaraz.

Murcia, a ocho de marzo de 2014, día de mi cumpleaños.