viernes, 20 de diciembre de 2013

La Puerta - Barranco de Hondares (Moratalla, Región de Murcia) by Mariano Vicente


Salida y llegada
: Aparcamiento junto al camping de La Puerta (Moratalla)

Distancia: 38,56 km.

Índice IBP: 112 (MTB)

Tiempo: 4.30 h. más 2 disfrutando el paisaje.

Desnivel +: 1.193 mt.

Desnivel -: 1.221 mt.

Recorrido: Circular, desde el paraje de La Puerta –Moratalla- recorreremos la umbría de la Sierra de los Álamos, cruzaremos el río Alhárabe y descenderemos por el Barranco de Hondares.


Época: Todo el año, en invierno puede estar cubierto por la nieve.

Dificultades: Esta ruta ofrece alguna dificultad por la propia orografía, con largas subidas y algunos tramos  muy pedregosos. Merece reseñar el descenso del Barranco de Hondares con zonas de trialeras.

Atractivos de la ruta: En general la propia comarca de Moratalla, pulmón verde enclavado en el norte de la Región de Murcia, ofrece múltiples atractivos para la práctica de la bicicleta de montaña. Paisajes, bosques y fauna crean una enorme riqueza medioambiental, con mención especial para el Barranco de Hontares, a los que suma sus valores etnográficos. Todo ello, hace de esta zona, un rincón ideal para recorrerlo en bici.


Crónica
:

En el paraje de La Puerta, en Moratalla, nos reunimos David Franco, David Junior, Juan Bautista, Antonio Cervantes y un servidor ¿Dónde están mis guantes? No bajo el asiento, tampoco en el maletero, quizá en la mochila, pues no, no están. Cuando he ayudado a Juan a sujetar la bici sobre la baca los he dejado sobre el capo y ahí se deben de haber quedado hasta perderse. Gracias a Antonio, que tenía unos de repuesto, no se me han congelado las manos. No está helando, pero hace frío en estas tierras altas de Moratalla. Realizaremos una ruta circular de unos cuarenta kilómetros que nos llevará hasta cerca del embalse de La Risca para descender el barranco de Hondares, precioso arroyo que crea un desfiladero con cascadas y pozas que son un deleite para los sentidos.

Desde el aparcamiento junto al camping de La Puerta, tras cruzar el río Alhárabe, nos dirigimos a la umbría de la sierra de los Álamos por el barranco de la Rocha Fría. Dejamos a tras la casa y Calar del Fresne, para bordear los Cenajos del Agua Cernida, entre éstos y cerro de Juan Corrales.


Sufrimos en la subida, realmente no hemos dejado de subir desde la salida, mientras nos acercamos al Alto del Frontón, que bordearemos por el norte. Junto al cortijo la pista se estabiliza permitiendo un rodar más sosegado. Junto a los cortijos de la Carrasca Hueca giramos hacia el norte buscando el río Alhárabe. Vertiginosa bajada hasta llegar al cauce que cruzamos bajo el cortijo de la Dehesilla.

El cauce viene crecido, cruzar o no. Cruzamos y nos mojamos. Pasado el susto y algunas risas, comenzamos una dura y pedregosa subida hacia el Majal Alto, en dirección a La Risca, tramo compartido por el GR-7 y la Transmurciana que trae recuerdos de otros tiempos por estos mismos lugares. Superado el collado y sin llegar a La Risca; nos dirigirnos, tras una no menos pedregosa bajada, hacia la carreterilla que lleva a los cortijos de Hondares que seguimos en dirección este.


Pedaleamos en dirección a una serie de antiguos cortijos de sugerentes nombres; Fotuyas, Fuentecica, de la Cueva, Hondares…, encajados entre la cuerda que forman los calares de la Cueva de la Capilla, de la Maza y Sevilla por el norte y el Puntal del Marqués y el Tío por el sur. Se estrecha el paisaje junto al collado de Los Lobos entre barrancos y calizas para comenzar un descenso técnico y vertiginoso que nos dejará junto a un recóndito y maravilloso rincón, dominado por una esquiva cascada, de musicales tonos y frescas pozas, lugar para detenerse, solazarse, aunque solo sea un momento, cerrar los ojos y dejarse llevar por la rumorosidad cantarina del agua despeñándose entre las rocas.


No hay más remedio, hay que continuar, nos espera el angosto barranco abierto por el arroyo de Hondares en su camino hacia el río Alhárbe. Pedaleamos, o eso intentamos al menos, unas veces por el propio lecho del arroyo, otras por la ladera, entre grandes piedras, maleza, pinos y encinas centenarias, poniendo a prueba nuestras dotes y equilibrio en el manejo de la bicicleta, llegamos así a los baños de Somogil, antiguo lugar de esparcimiento, donde desde antiguo se bañan hombres y mujeres, eso sí, separados como manda el recato, turnos que marcaba el toque de corneta. Fluye burbujeante el agua bajo el lecho del arroyo a 24 grados centigrados, confinada por un tablacho; de madera el antiguo, acero el moderno, forma una poza remanso de paz para disfrutar sin prisas.


Continuamos hasta las juntas, donde este corto y modesto arroyo entregas sus aguas al Alhárabe. Unas pedaladas más y estamos en nuestro destino el paraje de La Puerta, lugar del que hemos salido unas horas antes  y al que llegamos un poco tarde, pero impresionados y sobrecogidos por los bellos rincones que hemos recorrido, sobre todo por la última parte por el hermoso barranco que forma el Hondares, ya solo nos queda comer algo y regresar a casa.


Mariano Vicente, diciembre de 2013

jueves, 19 de diciembre de 2013

Tres días de pedaleo por la vía del Chicharra y las vías verdes de Alicante - Guía práctica




En estos días de pedaleo recorreremos, dentro de lo posible, la plataforma de los antiguos Ferrocarriles del Sud de España, perteneciente a la desaparecida FEVE (Ferrocarriles Españoles de Vía Estrecha) y antes a los Ferrocarriles de Villena a Alcoy y Yecla y también por un antiguo ferrocarril que no llego a nacer, el que pretendía unir Alcoy con el puerto de Alicante.

Transitaremos por pequeñas carreteras, caminos y viejas plataformas de ferrocarril transformadas en Vías Verdes. Pedaleo cómodo al tratarse de trazados de ferrocarril diseñados para minimizar las pendientes, con el piso de zahorra compactada o mista con asfalto, cuando no, de caminos de tierra y carreteras de poco tráfico.

La distancia total fue de unos 240 km. Repartidos en tres jornadas, por lo que hemos calificado el recorrido de moderado por la distancia diaria a recorrer de unos 80 km., ampliando el número de jornadas a 4 o 5, es una ruta acta para todo el mundo.

No hay problemas de orientación a lo largo del recorrido, salvo entre Cieza y Jumilla que el trazado ferroviario está invadido y cercado por fincas agrícolas y nos obligará a utilizar la carretera en más ocasiones de las deseadas. 

Desde Jumilla a Yecla haremos todo el recorrido por una pequeña carretera sin apenas tráfico y cuyo trazado coincide en gran medida con el del ferrocarril. Entre Yecla y Villena, salvo a la salida de la primera que el polígono industrial nos complica un poco el trazado, se realiza por camino rural, en gran parte paralelo o sobre la propia plataforma ferroviaria, que en sus últimos kilómetros antes de Villena se transforma en Vía Verde. 

De Villena a Muro de Alcoy, realizamos casi todo el trayecto por vía verde, unas veces acondicionada como tal y otras, a partir de Bocairent, sin acondicionar pero totalmente ciclable, con alguna dificultad a la altura de Agres que abandonamos momentáneamente la plataforma para cruzar el río del mismo nombre y retomarla junto a la pilastra del desaparecido puente. Entre Muro y Concentaina se pierde el trazado ferroviario por lo que se continúa por caminos entre urbanizaciones hasta esta última población, en la que recuperamos el trazado pasado su polígono industrial, eso sí, con alguna dificultad al tener que cruzar una carretera de doble carril en cada sentido, sin paso de peatones ni nada que se le parezca. 

De Alcoy a Alicante hay tres partes bien diferenciadas una es la Vía Verde de Alcoy, de unos 12 kilómetros y otra la Vía Verde del Maigmó de unos 22, en medio una mezcla de caminos, vía de servicio, carreteras y las poblaciones de Ibi y Castalla. Impactantes son los primeros 10 kilómetros donde se suceden 3 viaductos y 7 túneles. No es tan atractiva la vía de servicio que nos lleva a Ibi, desde esta población a Castalla se circula por un camino rural que coincide en su mayor parte con el antiguo ferrocarril. Ya solo nos queda buscar la forma de subir al Maigmó y enlazar con la Vía Verde que, entre túneles, viaductos y trincheras de yeso, nos llevara hasta Agost. Un pequeño tramo por polvorientos caminos rurales nos llevara hasta la población de San Vicente donde poder tomar el tren hasta Alicante y Murcia.

Más información:







sábado, 14 de diciembre de 2013

Tres días de pedaleo por la vía del Chicharra y las vías verdes de Alicante - Jornada III


 Miércoles 27

Alcoy; pueblo este de topografía accidentada, surcado de profundos barrancos que brotan a la sombra de escarpados macizos que provoca que este tramo de la vía verde sea uno de los más interesantes de todo el recorrido. Se suceden túneles y viaductos de gran envergadura a través de la Sierra de Mariola y el parque natural del Carrascal de la Font Roja, hasta llegar al valle de La Canal, en total 10 túneles y tres viaductos.


Comienza la jornada el viajero peleándose con el gps. El dichoso aparatito se ha empeñado esta mañana en funcionar como le da la gana; ahora aparece el track, ahora no. El norte aparece abajo o arriba. Lo apaga, espera paciente que se inicie, y cuando lo hace vuelve a pasar lo mismo. Vuelta a apagar, quita pilas, tarjeta, las pone, reinicia, y no lo tira por el barranco porque es un hombre prudente, decide dejarlo por imposible y reanuda su recorrido sin instrumentos, usando su intuición para encontrar la entrada a la vieja plataforma del nonato ferrocarril de Alcoy a Alicante.


Cree recordar el viajero que la plataforma se acabo en su totalidad, pero se abandonó sin llegar a estrenarse, lo que ha permitido hoy transformarla en una atractiva vía verde. Ya desde el comienzo –el inconcluso ferrocarril partía junto a la actual estación de Renfe- proliferan los túneles, incluso dentro de la población. Con sinuosas curvas se adapta al terreno y los barrancos del Polop, de las Siete Lunas y Sant Antoni los salva con grandes viaductos.


Este ferrocarril se comenzó a construir en marzo de 1928 con una longitud de 66 kilómetros entre Alcoy y Alicante; obra de envergadura, constaba de 7 viaductos y 17 túneles, algunos de ellos con más de 1000 metros. La Guerra Civil, y las dificultades económicas de la posguerra dieron al traste con esta infraestructura y –como a muchas otras- le dio la puntilla el informe del Banco Mundial en 1962, acordándose su abandono definitivo y la enajenación de las instalaciones por Consejo de Ministros en 1984. En el 2001 se proyecta la construcción, aprovechando lo que queda de las infraestructuras, de dos vías verdes, la del Maigmó con 22 kilómetros y la de Alcoy con poco más de 10.


Tramo bonito y emocionante para el viajero, sobre todo porque no lleva más que una pequeña luz frontal que no alumbra dos palmos más allá de su nariz. Prudente, se acerca a las paredes intentando ver algo sin apenas conseguirlo, pasado un tiempo, cuando la vista se acostumbra a la oscuridad, cree percibir unos halos a los costados, supone que son las paredes y supuso bien porque no se rompió la crisma, eso sí a narices las suyas porque no dejo de pedalear en ningún momento y logró conservarlas intactas.


Continúa la vía verde por la plataforma recién recuperada hasta que en un punto se incorpora a la vía de servicio de la autovía. Continua el viajero por ella hasta casi llegar a Ibi, donde recupera de nuevo la plataforma ferroviaria, la pierde y la vuelve a encontrar a la salida y ya no la dejará hasta las proximidades de Castalla, donde decide parar a comer. 
Cuando reinicia su andadura comprueba con sorpresa que el gps parece funcionar con “normalidad”, aunque el track lo dibuja a grandes trazos. Prefiere no tocarlo y continuar como hasta ahora. El viajero había dibujado la ruta sobre el mapa, intentando seguir el antiguo trazado del ferrocarril en la medida de lo posible y cuando no lo era –se comprueba mejor en las vistas de satélite- por caminos adyacentes. Así llega al Maigmó y al comienzo -final- de la vía verde del mismo nombre, que no presenta ninguna dificultad de recorrido hasta su finalización en el apeadero de Agost del actual ferrocarril.


Esta vía verde comienza con espectaculares tramos en el que se suceden los túneles de mediano tamaño - ya no será tan importante la luz, y alguno tiene iluminación-, grandes viaductos como el de Forn del Vidre, y poderosas trincheras. Estamos en pleno corazón de la sierra del Maigmó con casi 1300 metros de altura, que sobrevuelan las rapaces y sombrean grandes pinos. A la salida de un túnel sorprende el viajero un rebaño de muflones pastando en la cuneta; asustados, –casi tanto como el viajero- emprenden una vertiginosa huida barranco abajo.

La vía traza grandes curvas buscando suavizar el perfil incrustándose en enormes trincheras de yeso. A la salida de una, sobre la barandilla de madera, un milano despluma una paloma, lástima porque le ha retrasado la merienda. Al fondo una preciosa panorámica de la bahía de Alicante, Agost se intuye cerca, la vía pasa junto a él sin entrar, tramo árido que sin embargo es un vergel, hasta la propia vía se contagia y está jalonada de palmeras, olivos y naranjos que le dan sombra, en algunos tramos acompañan las vides, quedaban restos de racimos que el viajero aprovecha para saborear sus dulces uvas.


El horizonte se ha oscurecido, sobre la costa esta descargando una furiosa tormenta, rayos que se funden en el mar y el viajero empieza a pensar que se va a mojar. Acelera el paso. Arrecia el viento en fuertes turbonadas y la temperatura se desploma cuando llega a la estación de Agost, donde da por terminado su viaje por las vías verde de Alicante y Murcia, las de esta última más deseos que realidades. 

Al viajero solo le resta alcanzar San Vicente y tomar el ferrocarril que le llevará de regreso a casa. Por poco, pero no se moja, ya en el tren la lluvia comienza a caer con fuerza, el viajero la ve caer tras los cristales con indiferencia, sabe que a él ya no le va a alcanzar.


Mariano Vicente, en Murcia, en diciembre de 2013.  

jueves, 12 de diciembre de 2013

Sábado 14 de diciembre: La Puerta-Barranco de Hondares


Sábado 14 de diciembre

Lugar: Camping de la Puerta (Moratalla)

Salida: 9.30 horas pedaleando (8.00 horas en el Rollo. Murcia)

Llegada: 14.00 horas aproximadamente (Llegaremos todos juntos)

Tiempo: 4-5 horas

Dificultad: Media (Siempre esperamos al último)

Desnivel +: 1000 metros

Distancia: 38 km.

Comida: Estamos en ello, posiblemente en el propio camping.

Regreso: Cuando se pasen lo efluvios de la comida, hay que conducir seguro.


Teléfono de contacto: Mariano Vicente 619223875
 

Tres días de pedaleo por la vía del Chicharra y las vías verdes de Alicante - Jornada II




 Martes 26

Hoy ha templado un poco y el frío es más llevadero, comienza el viajero a pedalear junto a la estación de Renfe, justo enfrente se encontraba la del VAY hoy desaparecida, continua junto a la actual línea de ferrocarril que se dirige a Alicante, la calle realiza una gran curva hacia el este correspondiente a la antigua plataforma para continuar por la solana de la sierra de la Villa que cierra por el norte este bonito valle de Biar, al sur la sierra del Freile y más adelante la de Fontanella. El pedalear es agradable al estar en la solana y protegida de los vientos del norte, otra cosa será en verano, aunque piensa el viajero que se verá amortiguado por los numerosos pinos que la jalonan. Casi sin darse cuenta llega al puente sobre el Vinalopó, construido para dar servicio a esta vía verde al igual que el de Beneixama en el 2004. Entre pinos centenarios se acerca a Biar, su castillo, asoma entre la bruma sobre olivos cuajados de negra aceituna, viejas construcciones engullidas por la hiedra acompañan esta parte del recorrido.



Dice Pascual Madoz de Biar “[las calles] irregulares y algo pendientes, pero limpias y empedradas, y 2 plazas cuadradas de alguna capacidad, con una fuente en el centro de cada una de ellas… se eleva un antiguo castillo, obra de los moros, ostentando 2 murallas, una interior y otra exterior, coronadas ambas de almenas, y sobre un ángulo de la segunda está cimentada la torre que constituye la principal parte de esta fortaleza cuyo estado actual es muy ruinoso, y se aprovecha para cementerio”. Biar, postrero bastión del reino de Valencia, fue durante siglos frontera  y llave del reino en los litigios castellano-aragoneses le valió para acuñar la leyenda “Claudo et Aperio Regnum (cierro y abro el reino)” que junto a dos llaves cruzadas aparecen en su escudo.



Beneixama, Benejama para el viajero que no hay que olvidar que es de la huerta y de Murcia, tiene probablemente su origen en una antigua alquería andalusí. La estación es ahora albergue del Camino de Santiago, ruta del cardenal Payá, inaugurada por el ayuntamiento y la asociación de Amigos del Camino de Santiago, con motivo del bicentenario de su nacimiento. En frente, una antigua fábrica de orujos se convierte hoy en restaurante.



Sigue la vía junto al Vinalopó en algún punto agreste, pasado el puente sobre el arroyo del Marjal, el paisaje se abre y nos deja ver sobre la vega del Vinalopó viejos molinos y obsoletas fábricas de papel. Banyeres aparece custodiada por su castillo que la defiende de la imponente sierra de Mariola que se alza majestuosa a su espalda. Población que da acceso al Parque Natural de la Sierra de Mariola, cuna de varios de los ríos como el Serpis, el Clariano, el Molinar y el Uxola que se dirigen al este. El Vinalopó que también nace aquí, va a su aire y sentido opuesto, hacia el oeste y el sur. El pico del Montcabrer es su punto más alto con 1390 m, espacio muy humanizado utilizado desde antiguo para la recolección de aromáticas y otras hiervas usadas para la destilación, hay restos de neveros (pozos de nieve)como la cava arquejada, escavada en roca viva, con unos quince metros de diámetro y doce de profundidad.



Continúa la vía entre olivos “modernizados” con sistema de riego por goteo, en Bocairente (Bocairent) el viajero se despista un poco, no logra dar con el camino y lo tiene delante, solo hay que cruzar el parque, le confirma que va por el buen camino un decrepito automotor situado a la salida.
Alfafara viene a continuación, seguido de Agres, o campo alto, siempre que aceptemos su etimología latina “Áger” huele a melocotones o manzanas, según la época del año, pero su joya más preciada es la Teixera d´Agres, el bosque de tejos más meridional de Europa. Se mantiene la estación, que debió ser importante pues consta de dos pisos y edificios anexos, a su espalda está la de Renfe en la línea de Alcoy a Valencia. La vía se diluye entre zarzas y hay que abandonarla para cruzar el río Agres, de su puente solo quedan las pilastras de obra, la superestructura de hierro se vendió al cierre de la línea. Recuperamos la plataforma por la margen derecha del río, junto a la pilastra, para ceñirnos a las laderas de Penya Grosa en la estribación este de la sierra de Mariola. Cruza el viajero junto con la vía algún barranco a la altura de Muro, que se llama oficialmente de Alcoy para diferenciarlo de otros Muros que por la geografía nacional andan. Aquí finalizaba la línea de los Ferrocarriles de Villena a Alcoy y Yecla enlazando con el ferrocarril de “los ingleses” que iba de Alcoy a Gandía, pero el viajero quiere llegar a Alcoy para continuar por otro viejo proyecto de ferrocarril que le llevará a Alicante. 



Pierde el trazado y se pierde un poco el viajero a la altura de Cocentaina pero recupera la antigua plataforma pasado el polígono industrial, tras cruzar el barranco de Mossén Vicent. Cruza un túnel y la autovía, no recuerda bien en qué orden, antes de entrar en Alcoy, la ciudad de los tres ríos o la ciudad de los puentes ya que la atraviesan los ríos Riquer, Benisaidó y Molinar. 


 Fotos Jornada II

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miércoles, 11 de diciembre de 2013

Tres días de pedaleo por la vía del Chicharra y las vías verde de Alicante - Jornada I



Lunes 25 de noviembre.

Hace frio, mucho frío, bajar del coche en uno de los días probablemente más fríos de este invierno la paga el viajero con una tiritona que le hace castañear los dientes. Comienza a pedalear para tratar de entrar en calor, pero no lo consigue, la nariz le gotea y los ojos se le llenan de lágrimas, los dedos rígidos no le permiten manejar con éxito el gps y con la ayuda de algunas fincas valladas, pierde el recorrido del antiguo ferrocarril. Continúa como las tortugas, por la velocidad y porque lleva el cuello tan encogido que las orejas le tocan en los hombros.  Continúa y termina por salir a la carretera que viene de la Venta del Olivo a Jumilla tratando de recuperar el antiguo trazado, lo intenta en varias ocasiones teniendo que desistir porque en este país el metro de alambrada debe de ser muy barato o será cosa de subvenciones por alambrar, sino no, no se entiende que se cerquen fincas plantadas de almendros.


En el límite del término municipal de Jumilla, junto a una gran balsa de riego, en su parte de atrás, retoma el antiguo trazado el viajero que le trae recuerdos de años anteriores cuando lo recorrió sin gps ni monsergas, con mapa en mano y lo hizo mejor que ahora, también es verdad que había menos alambradas lo que le permitió hacer un recorrido muy similar al trazado del ferrocarril. Sigue algún quilómetro más y regresa, campo a través, a la carretera, esta será la tónica hasta llegar a Jumilla.


Una antigua estación, la del Chato,  tiene hoy otros transeúntes, cree el viajero que de raza segureña a los que mira con buen ojo, imaginándose unas costillas a la brasa de los sarmientos que abundan por la zona, como aun no ha almorzado hace un esfuerzo y se concentra en la estación; construida en sillería, presenta buen aspecto, no así el muelle que ha perdido parte del tejado, esta toda cercada y es dormidero de borregos.  El trazado, aunque reconocible, está intransitable, unas veces por las ocupaciones, otras, por la falta de las vigas metálicas que salvaban las alcantarillas y otras por estar invadida por la maleza. El Puntal, aun sigue en pie y es la última estación que vera el viajero antes de entrar en Jumilla. La población se asienta bajo el cerro de San Jorge, asentamiento de los hombres desde la edad del bronce. Por él pasaron iberos y romanos, los musulmanes construyeron castillos y mezquitas que los cristianos sustituyeron por fortalezas y ermitas.


La estación es la base de Protección civil y se encuentra en buen estado. Almuerzo ligero y hacia Yecla. En la primera parte de este tramo la plataforma es impracticable, por lo que se pedalea por una coqueta carretera hasta las estribaciones del Carche, donde hay que desviarse por una carreterilla que sale a la izquierda, de pedalear cómodo, y que  coincide con la antigua plataforma de ferrocarril. La estación aun se mantiene en pie, aunque seguramente no por mucho tiempo. Esperan las monastrell pacientes, liberadas ya de los negros racimos y las rojas hojas otoñales, la poda y reverdecer con los primeros soles primaverales.


El Ardal y Gamellejas ya no existen y la siguiente El Rosario, se encuentra en estado lamentable. Camino Murcia parece ser casa de recreo, encalada y con puerta y cartel de un intenso verde con sus letras en blanco, lo que fuera anden es ahora un sombreado porche para solaz de sus ocupantes. La siguiente, Pinillos, ha perdido el tejado y Quiñones esta derruida. La de Yecla, en buen estado, está ocupada por Caritas. Narra Azorín bellas páginas sobre Yecla, la milenaria Hécula y el municipio más norteño de la Región de Murcia: “Radiante, limpio, preciso, aparece el pueblo en la fachada del monte. Aquí y allá, en el mar de los tejados uniformes, emergen las notas rojas, amarillas, azules, verdes, de pintorescas fachadas”.


Son alrededor de las dos de la tarde y el viajero piensa que más vale pájaro en mano que… y decide parar a comer en el bar La Familia, próximo a la estación y además le dejan entrar también la bicicleta. Por seis euros come ensalada, paella, su correspondiente cerveza, otra para hidratar, pan de calatrava y café. Repuesto y con buen ánimo retoma la ruta hacia Villena, el frío sigue estando, pero se le antoja algo más llevadero. Pedalea entre almendros y campos de labor por el altiplano, la vía, el camino de la Vera Cruz, el de Santiago y del Cid caminan juntos. Va alegre porque es cuesta abajo, llega a la esta estación de Las Virtudes ya en tierras alicantinas, donde todo cambia para bien con el trazado como vía verde hasta Villena. Piensa el viajero que los de Alicante tienen más dinero o se preocupan más.

Fotos Jornada I

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